En Radio 2, Agustín Stizza relató cómo su experiencia personal lo llevó a aislarse, perder su sueldo en minutos y enfrentar momentos de desesperación total. “Llegué a un punto en que era o me suicidaba o me mataban por las deudas”, confesó
“La adicción mata. No es cuestión de tiempo salir de ella, sino de la fuerza de voluntad que uno ponga para enfrentar el problema”.
Agustín Stizza tiene 20 años y una historia que busca transformar en enseñanza para otros adolescentes y jóvenes. A su corta edad, vivió en carne propia la adicción al juego, una experiencia que lo llevó a perder su sueldo en minutos y a deberle dinero a más de 10 prestamistas. Cuando se animó a pedirle ayuda a sus padres, todo cambió. Actualmente, forma parte de la campaña #NoGarpa, a través de la cual se busca concientizar sobre los riesgos de las apuestas.
En conversación con el programa Podría ser peor (Radio 2), el joven recordó: “La primera vez que jugué fue en el casino presencial, entré siendo menor, con amigos. Pero después empecé a ir cada vez más seguido y solo, sin compañía. En pocos meses jugaba sumas que no eran normales para alguien de mi edad”.
La ludopatía comenzó a aislarlo: dejó de salir, se alejó de sus amigos y gastaba toda su plata apostando.
La situación llegó a ser crítica. “Sentía que se me estaba yendo la vida. Cada vez estaba más hundido. Cada vez que leía que un chico se había suicidado por el casino, pensaba que yo podía ser el próximo. Llegué a un punto en que era: o me suicidaba o me mataban por las deudas que tenía”, confesó.
Con 19 años, llegó a deberle dinero a más de 10 prestamistas.
El cambio llegó cuando decidió abrirse con su familia: “Por suerte se lo pude contar a mis papás y lo tomaron bien. Mi papá me dijo: «Mientras esté yo, nadie te va a hacer nada»”. Esta conversación fue clave para empezar su recuperación y entender la importancia de pedir ayuda a tiempo.
Hoy, Agustín le pone voz a su experiencia para prevenir que otros niños, adolescentes y jóvenes caigan en la misma problemática.
Forma parte de la campaña #NoGarpa, y en sus charlas y redes sociales comparte los riesgos del juego compulsivo, lo que vivió en primera persona. “Lo que busco es que los chicos den ese primer paso, que es tan importante a la hora de salir de una adicción: hablarlo y contarlo. Apostar no es un juego como te lo pintan, las cosas pueden terminar muy mal”, sostuvo.
“La adicción mata. No es cuestión de tiempo salir de ella, sino de la fuerza de voluntad que uno ponga para enfrentar el problema. Cuando conté mi historia, intentaba escapar de los momentos de desesperación, del miedo, de no poder dormir o tener que tomar pastillas. Pero abrirse es el primer paso”, concluyó.