ALCANCES DE LA DESREGULACIÓN DEL MERCADO DE CAMBIOS – Los negocios chicos tendrán que cumplir requisitos societarios y legales que complicarán su ingreso. Favorece a grandes cadenas y redes de cobro.
La decisión del Gobierno de abrir el juego a personas y comercios para intervenir en la compraventa de dólares alentó todo tipo de expectativas en el mercado. Desde los que ya comenzaron a calcular cuál debería ser la rebaja de los spread que generará la mayor competencia para cuevas y casas de cambio, hasta aquellos que ven en la medida oficial un globo de ensayo hacia una futura dolarización de la economía.
En medio de tantas especulaciones hubo un baldazo de realidad que pasó desapercibido para la mayoría: el Banco Central publicó los requisitos para ingresar al nuevo sistema y quedó a la vista que el acceso será más restringido de lo que muchos suponen.
Así, pese a lo que prendió en el imaginario público desde que se anunció la medida el jueves 25, el régimen del “dólar kiosco” -al menos en una primera etapa- abarcará un universo limitado de jugadores nuevos.
A través de 23 páginas de la Comunicación A 6443 (ver recuadro aparte) el BCRA detalló las condiciones que deben cumplir las personas físicas y jurídicas que deseen sumarse como operadores de cambio. El texto y sus anexos permiten anticipar que sólo quienes estén familiarizados con estas operatorias podrán tramitar la autorización. No es el caso de un kiosco o un almacén de barrio, habituados apenas a lidiar con su inscripción en el Monotributo.
Pero habrá algunos jugadores que correrán con ventaja. Serán los que ya están vinculados a servicios financieros (cobro de facturas, remesas de dinero) y algunos comercios tradicionales (supermercados, cadenas de electodomésticos) que mueven abultados volúmenes de facturación y cuentan con sistemas propios de seguridad y transporte.
Empresas como Rapipago o Pago Fácil están a la cabeza de los favoritos. Más de la mitad de las facturas de distintos servicios (pese al desarrollo de la operación bancaria digital) se paga en efectivo a través de ventanillas en bancos y redes de cobro. En algunas cadenas de supermercados ya hay sucursales de esas firmas que operan cobrando las boletas a los clientes.
Western Unión (que le compró Pago Fácil al grupo Macri en 2006) es líder en remesas de dinero al exterior. Y también califica para entrar al mercado de cambios.
Los hoteles que reciben turistas podrán tener su propia oficina en lugar de que el cambista siga siendo el conserje en el mostrador (en “blue”, obviamente).
Pero lo que los economistas miran es qué podría pasar con los spreads. ¿El dólar kiosco será más barato que en un banco o una cueva del microcrentro?
En teoría, la mayor oferta de billetes debería tender a disminuir la brecha entre el oficial y el paralelo. En el medio de ambos debería cotizar el nuevo mercado desregulado. Pero la realidad es que no está asegurado que sea así. El spread dependerá también de cuánto dinero maneje el comercio, porque cuanto mayor sea el riesgo de quedar descalzado mayor será la brecha. Hasta ahora lo que vienen mostrando los comercios en materia de cambios es que están dispuestos a aceptar algunos pagos en dólares, pero toman los billetes a un valor que está muy por debajo del que se paga en los bancos y hasta los locales donde se comercia el paralelo.
Desde un punto de vista macro, la desregulación cambiaria alentó expectativas que van más allá del spread y viran hacia la experiencia dolarizadora.
El economista Carlos Rodríguez fue viceministro de Roque Fernández en Economía. A ambos les tocó administrar la convertibilidad tras la salida de Domingo Cavallo del Gobierno de Carlos Menem en 1996. Ahora, a Rodríguez le resultó familiar la medida que dispuso la semana pasada el Banco Central. En su cuenta en Twitter escribió: “Propuesta para ilusionarse: 20 es un lindo número. Sacarle un cero, llamarlo Dolar Argentino (DA) y fijarlo al DUS para siempre 2:1”.
Recordó que esa paridad es la que rige en Belize (donde el economista estuvo de vacaciones este año). Y cuando le preguntaron qué se lograría con eso, respondió: “Estabilidad de precios y una moneda. Sería igual que Belize, Panamá, USA y otros”.