El intendente Pablo Javkin volvió a la carga en su ofensiva contra el Gobierno nacional como responsable estructural de la violencia urbana en Rosario y alrededores. Ya no solo le recriminó indiferencia frente a la gestión delictiva que se cocina dentro de las cárceles del Estado; ayer además lo acusó de facilitarla. Un paso atrás suyo, el gobernador Omar Perotti lo oyó y no lo desdijo.

«Le están poniendo fibra óptica a (el penal federal situado en la localidad bonaerense de) Marcos Paz. ¿Se entiende? Para que los detenidos se comuniquen mejor. Esa fibra óptica significará más muertes en Rosario. Lo digo así porque esto no sale en los titulares nacionales, pero sí todas las cuestiones (violentas) de Rosario», enfatizó el intendente ayer, luego de participar con Perotti de la licitación para continuar la mejora de la avenida Jorge Newbery, en el noroeste hasta el aeropuerto.

El contexto en el que Javkin lanzó su dardo a la cartera que conduce Martín Soria no solo es el tablero político que juega el reciente «frente de frentes» que lo tiene como impulsor, y el Frente de Todos en la otra punta. También lo son los 22 asesinatos que registró el primer mes del año, luego de un 2022 récord en ese asunto. Y entre esos, el homicidio de Iván Escobar, el maestranza del Hospital Carrasco asesinado el lunes de madrugada cuando se dirigía a trabajar, baleado por alguien que habría querido robarle su moto, en Paraguay al 6200. Y antes, el 20 de enero, el asesinato de Esteban Fernández en 27 de Febrero e Iriondo para robar la bicicleta en la que regresaba de su trabajo en el supermercado La Reina.

Dos homicidios en ocasión de robo con trabajadores como víctimas. Costo político indudable para cualquiera.

Por eso ayer Javkin enfatizó cada palabra. «El 95 por ciento de los hechos criminales que padece la región se origina en las cárceles. Se organiza y se ordena desde allí. No lo digo yo, lo dijo el fiscal (Pablo) Socca al esclarecer un hecho de extorsión mafiosa. Tenemos que lograr que alguna vez el ministro de Justicia de Nación se entere de que Rosario forma parte de la Argentina», disparó el jefe municipal.

La cita alude a finales de 2021, cuando ese fiscal concluyó la imputación a 16 miembros de una banda criminal que ejecutaba extorsiones, balaceras e imponía el miedo en barrios del oeste y noroeste de la ciudad, a las órdenes de los hermanos Jonathan y Pablo Caminos, quienes desde prisión ordenaban esas actividades. Una organización vinculada según esa investigación a Ariel «Guille» Cantero, jefe del clan Los Monos, también detenido y en el penal federal de Marcos Paz.

«Si no van a inhibir (el acceso de detenidos a teléfonos personales), por lo menos que nos escuchen: el fiscal ya dijo que está pasando lo mismo que antes pasaba con las llamadas telefónicas», dijo en referencia a aquellos falsos secuestros extorsivos que se anunciaban a través de llamados siempre realizados desde adentro de las cárceles. «Solo que en este caso hay un hecho que busca hacerla creíble (la balacera). Al investigar, siempre encontramos lo mismo: un preso que llama, un familiar en la calle que lleva el papelito, y luego el hecho (tiroteo) que tiene su obvia repercusión mediática», resumió.

«Los presos de alto perfil están en cárceles federales como Marcos Paz y Ezeiza. Ahora le están poniendo fibra óptica. ¿Se entiende? Están buscado que en Marcos Paz se comuniquen mejor, ahora le ponen tecnología para que hablen mejor. Es el colmo. Esa fibra óptica significará muertes en Rosario. El otro día nos reunimos con la empresa Telecom: las antenas de los penales son las de mayor carga. Ahí el gran narcotraficante internacional de la villa 1.11.14 termina preso al lado del preso de alto perfil condenado por los tribunales de Santa Fe. ¡Por lo menos, no le pongan fibra óptica, no le aceleren las comunicaciones!», se quejó el intendente rosarino.

Javkin se mostró, entonces, fastidiado con la situación y sus efectos. «¿Celebro que venga el Programa Nacional de Desarme por un canje voluntario, pero por qué el resto de las agencias del Estado no se ocupa de que las armas no lleguen acá. ¿O acaso Rosario fabrica armas? –inquirió– ¿Acaso Rosario fabrica drogas?»

En esa línea cuestionó «la costumbre de creer que Rosario está fuera de Argentina, y que el resto no tiene narcotráfico ni armas de fuego. Y los mil y pico de kilómetros que atraviesan la droga y las armas para llegar acá ¿quién los controla? ¿O bajan en drones autotripulados desde otro planeta?», ironizó.

Además de la violencia urbana generada por el narcomenudeo, Javkin también halló el mismo origen penitenciario en los delitos comunes como los robos callejeros, últimamente agravados por desenlaces mortales, como el caso de Esteban Fernández y de Iván Escobar. «¿Y por qué se dan los robos de determinados vehículos? Para la economía criminal. Se ordenan desde la cárcel, se les alquilan armas para realizarlos. Debería combatirse haciendo inteligencia en el lugar donde se originan 9 o más de cada 10 delitos que ocurren», machacó.

Omar Perotti, también presente ayer en el acto realizado en la sede local de Gobernación, no sumó pimienta a los dichos de Javkin. Y en su estilo, sí reclamó al Poder Judicial «más órdenes de allanamiento para seguir revisando cada lugar en el que se sospeche que tenga armas». Calificó el desarme como «fundamental» y para ello pidió «acciones efectivas y operativos de calle en los que se secuestren más armas».