Hay que recuperar la voz nacional»
“La Argentina desapareció como país independiente», advierte el candidato del Frente Amplio de la Soberanía.

A dos semanas de las elecciones legislativas nacionales del 26 de octubre, Carlos del Frade, primer candidato a diputado nacional por el Frente Amplio por la Soberanía, conversa con Rosario/12 sobre el escenario político, la dependencia económica y el desafío de construir una alternativa desde la izquierda nacional. Con más de tres décadas de trayectoria en el periodismo de investigación —autor de decenas de libros sobre narcotráfico, corrupción y poder económico—, Del Frade sostiene que la Argentina atraviesa “un momento histórico de dramático saqueo” y que la tarea de la política debe ser “recuperar la voz nacional frente a un modelo de colonización económica y cultural”.
—Faltan dos semanas para una elección crucial, de alcance nacional. ¿Qué voz querés encarnar en el Congreso?
—La de Pino Solanas, la de la izquierda nacional. Queremos recuperar esa tradición que entiende que la Argentina ha desaparecido como país independiente. No se trata de tener buenos modales, sino de recuperar la riqueza nacional para tener, hacer y llevar adelante un proyecto propio. No creemos en los atajos ni en los amontonamientos: por eso vamos por afuera de los grandes partidos, a quienes respetamos, pero también conocemos sus sombras. Lo que denunciamos es una brutal dependencia. Más que aprobar tres bases norteamericanas en nuestro territorio, lo que están haciendo es convertirnos en la estrella oculta de la bandera yanqui. Frente a este saqueo hacen falta voces claras y contundentes, que vuelvan a pensar en lo nacional, porque si no se piensa en lo nacional no hay industria, no hay pymes, no hay trabajo, no hay futuro.
—¿Cómo definís a La Libertad Avanza?
—Es la máscara actual de una estructura de saqueo comandada por Estados Unidos y avalada por el voto popular. Eso genera tristeza, pero también la necesidad de discutir a fondo por qué pasa. La Libertad Avanza es la expresión política de ese saqueo. Es lo que rodea al virrey que hoy representa Milei.
—¿Y cómo ves a Fuerza Patria, el espacio del peronismo santafesino?
—Fuerza Patria es una de las fuerzas indispensables para construir un gran Frente Nacional de Liberación en 2027. Pero en Santa Fe está demasiado vinculada al pejotismo, no al peronismo. Dirigentes como Traferri o Cachi Martínez tendrían que dar varias explicaciones. Con la idea de la identidad peronista han simulado estar del lado del pueblo mientras defendían intereses de los poderosos.
—¿Por eso no te sumaste a ese armado?
—Exactamente. Ese fue mi límite.
—¿Y cómo interpretás la alianza entre Pullaro, Scaglia y sectores del socialismo?
—Son los virreyes racionales del saqueo. Se presentan como los administradores sensatos de un país dependiente. Por eso pasaron dos semanas en Estados Unidos, buscando el visto bueno del poder real. Según el Monitor Argentino del Trabajo y Empleo (MATE), Pullaro tiene mayor nivel de ajuste que Milei, su proyecto es el mismo: una versión más racional y presentable. Me llama la atención que haya radicales alfonsinistas y socialistas en ese espacio. Que el socialismo avale una figura como Gisela Scaglia, que impulsa la demolición del derecho laboral, es una traición a su historia.
—¿Ves una contradicción del socialismo?
—No lo entiendo. Y lo digo con dolor. Es un partido que nació para defender a los trabajadores, no para acompañar reformas que buscan borrarlos del mapa.
—El Gobierno Nacional insiste en la necesidad de “reformas de segunda generación”. ¿Cómo las definís?
—Son la demolición del derecho laboral. Lo que viene es lo que el Fondo Monetario Internacional pidió siempre: eliminar la Ley de Contrato de Trabajo de 1974, uno de los grandes logros de la política argentina. Quieren cerrar el ciclo de saqueo: primero la entrega de los bienes comunes, después el desguace de los derechos laborales. Es la fase final de una dependencia abyecta.
—En estos días circula un discurso que dice “Milei tuvo buenas ideas, pero no supo implementarlas; hacen falta las mismas reformas con alguien más serio”. ¿Qué pensás de eso?
—Ese es el discurso de los virreyes racionales. Es Estados Unidos planificando a Pullaro y asociados como administradores aceptables de la dependencia. Es un cinismo enorme. En estos años hubo una transferencia brutal de ingresos desde la clase media y los sectores populares hacia los grupos concentrados. Y eso deja un gran dolor. Los suicidios casi se duplicaron en los últimos dos años. Si entrás a la página del Ministerio de Seguridad, ves que los números están ahí. La eliminación de las políticas de salud mental tiene relación directa con eso. Es el dolor social convertido en estadística. Además de la transferencia de ingresos, aparece un gran dolor, gran dolor en nuestro pueblo, mucha tristeza.
—En paralelo, el discurso del déficit cero parece imponerse como dogma. ¿Qué lectura hacés?
—Es el discurso de siempre del poder económico. Lo que hay que discutir no es el déficit, sino el crecimiento. La Argentina necesita volver a producir, crear trabajo, y eso solo puede hacerlo un Estado activo a favor de las mayorías. No del capital concentrado. El problema no es fiscal, es político. Es la decisión de ponerse del lado del pueblo o del lado de los poderosos. me parece que ahí está la tabla más evidente de lo que significa el dolor que se aplica con estas políticas. Llama la atención este discurso de superávit fiscal o déficit cero, teniendo en cuenta que, por ejemplo, en la Unión Europea, el tratado de Maastricht establece un límite de déficit fiscal del 3% del Producto Bruto Interno, por eso repito que los números se adaptan a intereses políticos, no tienen coherencia por sí mismos.
—¿Qué opinión te merece la política tributaria que está vigente en la Provincia de Santa Fe?
—Que los que más tienen siguen pagando menos. En Santa Fe hay terratenientes con miles de hectáreas que figuran como pequeños productores, y empresas que se registran como pymes cuando no lo son. Además, el artículo 116 de la Constitución Nacional permitiría cobrar más ingresos brutos a las grandes exportadoras, pero no se aplica. Por eso la mochila fiscal cae siempre sobre la clase media y los sectores populares. Y se agrava con las tarifas desmedidas de energía y agua, que son derechos humanos básicos. Si se sigue con esta lógica empresarial, van a terminar privatizándolas.
—El gobierno provincial promueve eliminar las retenciones. ¿Qué opinás?
—No entiendo cómo piensan financiar al Estado sin retenciones. Es un discurso que le cae bien a ciertos sectores del llamado “campo”, pero nadie explica de dónde saldría el dinero. Las mineras, por ejemplo, ya tienen retención cero. Se llevan el litio —el oro blanco del siglo XXI— sin dejar un peso. Es un saqueo monumental. Y cuando el Estado se desfinancia, la respuesta es el endeudamiento externo, que termina siendo un mecanismo de subordinación política. Es el círculo perfecto de la dependencia.
—¿Qué salida ves a este escenario?, ¿Qué puede hacerse desde la política?
—Protagonizar. Pelear por lo que se ama. La política tiene que volver a ser una herramienta para imaginar la sociedad que queremos. Hay que dejar de ser espectadores y volver a ser protagonistas, desde lo cercano a lo lejano. Recuperar la dimensión social, política e histórica de cada persona. Eso no depende solo de la dirigencia, también de cada ciudadano. Si peleamos colectivamente por lo que queremos, todavía hay futuro.
