El presidente Javier Milei continúa mostrando signos alarmantes de desconexión con la realidad, esta vez al anunciar su intención de retirar a Argentina del Acuerdo de París, sumando así otra decisión temeraria a su lista de medidas impulsadas por su particular interpretación del mundo.
En una entrevista con el diario francés Le Point, Milei afirmó sin titubeos que está considerando abandonar el tratado internacional sobre el cambio climático porque, según él, “no adhiere a la agenda ambientalista, que me parece un verdadero fraude”. Pero el delirio no terminó ahí: el mandatario argentino insistió en su insólita teoría de que el calentamiento global “no tiene nada que ver con la presencia humana”, asegurando que se trata de un fenómeno natural que ha ocurrido varias veces en la historia del planeta, incluso cuando “el ser humano no existía”.
Como si su postura negacionista ante la crisis climática no fuera suficiente, el jefe de Estado redobló la apuesta y cargó con furia contra las organizaciones internacionales, afirmando que “muchas deberían ser eliminadas”. Dentro de esta cruzada irracional, Milei reiteró su desprecio por la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la que calificó de “organización criminal” y acusó, sin ninguna prueba, de haber cometido “crímenes de lesa humanidad” durante la pandemia de Covid.
Su discurso no solo es temerario, sino que revela una preocupante falta de contacto con los hechos. Mientras el mundo entero lucha contra los efectos devastadores del cambio climático y las secuelas de una pandemia que dejó millones de muertos, Milei parece más preocupado por librar batallas personales contra organismos multilaterales y lanzar diatribas que rozan la conspiranoia.
El delirio presidencial alcanzó su punto máximo cuando atacó con insultos a quienes impulsan la Agenda 2030 de la ONU, un programa de desarrollo sostenible aprobado por casi todos los países del mundo. “¿Quién votó a esos burócratas hijos de p… para que tengan el derecho de decidir sobre la vida de más de 8 mil millones de personas? ¡Nadie!”, exclamó furioso, dando muestras de su particular concepto de la diplomacia internacional.
A pesar de su odio visceral hacia los acuerdos globales, Milei dejó entrever que no se retirará del Mercosur, aunque dejó claro que quiere modificar su funcionamiento para que Argentina pueda negociar tratados por su cuenta. “No voy a permitir que el Mercosur ni nadie impida a Argentina comerciar con el resto del mundo”, sentenció con su ya habitual tono beligerante.