La peluca de Aldo Leiva, los problemas de Juliana Santillán para decir un número y el cruce Ritondo-Lospennato
El gobierno sufrió una dura derrota en la Cámara baja tras el rechazo a la Ley de Financiamiento Universitario y a la de Emergencia Pediátrica. Algunos legisladores dieron que hablar y otros generaron momentos vergonzosos.

Antes de que comenzaran los festejos de miles de estudiantes, pediatras y dirigentes políticos y sociales en los alrededores del Congreso, todas las miradas estuvieron puestas en la Cámara de Diputados, donde se definió el rechazo a los vetos de Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario y a la de Emergencia Pediátrica. En ese marco, el recinto de la Cámara baja se convirtió en escenario de algunas perlitas protagonizadas por legisladores oficialistas y referentes cercanos a la gestión ultraderechista.
Esteban Paulón, diputado de Encuentro Federal por la provincia de Santa Fe, se presentó con un cartel con las imágenes del expresidente Mauricio Macri, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, el ministro de Economía Luis «Toto» Caputo y el presidente Javier Milei, junto a la leyenda: «Lo ‘peor’ sigue pasando».
Con la pancarta, el legislador cuestionó al oficialismo por la promesa que el mandatario ultraderechista hizo este lunes en la presentación del presupuesto 2026, donde aseguró que «pese a las turbulencias coyunturales, lo peor ya pasó», una frase ya utilizada en el pasado por el propio Milei, pero también por Caputo, y antes por Macri.
Lospennato no quiere «pasta o pollo» y se pelea con Ritondo
Luego, el recinto fue testigo de una escena tan machista como fuera de lugar: un tenso cruce entre Cristian Ritondo y Silvia Lospennato, tras el voto de la diputada a favor de rechazar los vetos de Javier Milei. A la escena se sumó, como si faltara algo, Alejandro Finocchiaro, completando el cuadro de incomodidad dentro de las filas opositoras al veto.
Con calma, Lospennato expuso: “La gente nos está diciendo: ‘basta de hacerme elegir entre pasta o pollo’”. El mensaje, dirigido tanto a propios como ajenos, buscó llamar a la reflexión y subrayar que “se rompió la confianza” entre la dirigencia y la sociedad. Una intervención que descolocó a más de uno y que dejó en claro que el malestar no se limita a la vereda de enfrente.
“No es cierto que quienes votemos en contra del veto queremos voltear al Gobierno”, sostuvo, antes de advertir que lo que hay, en realidad, es “un déficit de gestión”.
“Se rompió la confianza con el Gobierno y es necesario que la recomponga. Se rompió la confianza del mercado, y con la política, y tenemos todos la obligación de reconstruirla”, completó.
En tono crítico, agregó: “No vamos a resolver ni el problema de la salud ni el de la educación con estas leyes. Estas leyes son un parche que van a resolver un déficit de gestión”.
La peluca «literal» de Aldo Leiva
El clima ya estaba caldeado, pero el diputado nacional de Unión por la Patria, Aldo Leiva, decidió agregarle una cuota de teatro al debate sobre la Emergencia Pediátrica. En el preciso momento de la votación, apareció con una peluca y usó su turno no solo para aclarar el sentido de su voto, sino también para burlarse del oficialismo.
La escena, que arrancó algunas sonrisas y varios gestos de desaprobación, terminó por enfurecer al presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, que lo interrumpió antes de que pudiera completar su intervención.
Leiva, ex combatiente de Malvinas, suele usar ese espacio para improvisar mensajes políticos y no fue la excepción: “Por los niños y jóvenes de mi patria. Para decirle no a las coimas de Karina”, lanzó, en referencia al escándalo de los audios que comprometen a la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, con supuestas irregularidades y coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis).
Menem reaccionó de inmediato: “No le voy a permitir”, le advirtió, y le cerró el micrófono.
Un millón setenta mil millones (¿?)
En medio de la discusión por el financiamiento universitario, la diputada libertaria Juliana Santillán dejó una frase que rápidamente se volvió en toda una conversación en las redes sociales. Al intentar dar cifras sobre el impacto económico de la ley, pronunció un número inexistente: “un millón setenta mil millones”. La confusión matemática no pasó desapercibida y generó más incomodidad e indignación que risas.
Más allá del traspié, Santillán buscó sostener la línea oficialista. “No se puede defender la educación destruyendo las cuentas públicas y generando más pobreza”, afirmó, al calificar como “inviable” el proyecto aprobado para garantizar recursos a las universidades públicas.
Un desliz numérico que, paradójicamente, terminó diciendo más de lo que pretendía: la dificultad del oficialismo para explicar con claridad su rechazo a una ley que reunió apoyo transversal en el recinto.
Un verdadero miércoles negro
El miércoles negro del Gobierno nacional dejó al descubierto que la crisis ya no se mide solo en tropiezos políticos, sino también en números que empiezan a derrumbar el discurso de la “recuperación en marcha”. Fue un día cargado de malas noticias que se acumularon como:
- Mercado caliente: el Banco Central se vio obligado a vender 53 millones de dólares para contener al tipo de cambio. Una cifra que equivale a siete veces lo que, en toda la semana, transfirieron a algunas provincias.
- Inflación mayorista en alza: agosto cerró con un 3,1%, el registro más alto desde julio de 2024.
- Doble rechazo a los vetos de Milei: la Cámara de Diputados insistió con la Emergencia en salud pediátrica y con el financiamiento universitario, dos iniciativas que el oficialismo había intentado bloquear.
- Fracturas internas: votos en contra llegaron incluso desde el PRO y de gobernadores aliados. Entre ellos, se destacaron los de Silvia Lospennato y Pamela Verasay, radical cercana a Alfredo Cornejo.
El Gobierno, que solía apoyarse en los números para exhibir sus victorias, atraviesa ahora un escenario en el que ni la política ni la economía ofrecen margen para el festejo.