El escándalo en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) estalló con otra postal difícil de digerir: más de 350 millones de pesos en efectivo escondidos en la casa del exdirector Diego Spagnuolo, uno de los protagonistas de los audios sobre presuntas coimas que ya habían sacudido al oficialismo.
El operativo, encabezado por la Policía Federal y ordenado por el juez Sebastián Casanello, se llevó a cabo en el exclusivo barrio La Isla, donde se incautaron 266 mil dólares, 7 millones de pesos, un celular y el pasaporte del exfuncionario.
Spagnuolo no estaba en el domicilio al momento del allanamiento, pero luego fue localizado en un country de Pilar, donde también se secuestraron dispositivos electrónicos.
En paralelo, se realizaron más de 15 allanamientos en la sede de la ANDIS, la droguería Suizo Argentina y propiedades vinculadas a la familia Kovalivker, apuntada como parte del esquema de negocios con fondos públicos.
La imagen es brutal: mientras miles de personas con discapacidad reclaman por prestaciones impagas, insumos médicos y acompañantes que el Estado no cubre, un exdirector del organismo tenía millones guardados en efectivo… y quien sabe cuanto tendrá debajo del colchón la coimera de Karina Milei, hermana del prescindente.
El caso ya es un golpe político y moral difícil de esquivar: un organismo creado para proteger a los más vulnerables convertido en caja negra de privilegios y corrupción.