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Nicky Caputo encontró ‘una oportunidad’ y abandonó el negocio de la obra pública

 

El íntimo amigo del Presidente se desprendió de la firma familiar, de la que tenía el 20%, por US$ 109 millones. Las denuncias de conflictos de intereses, detrás de la decisión.

“Tarde o temprano lo tenía que vender, fue una buena oportunidad para salir”. Nicolás Caputo, el empresario íntimo amigo del presidente Mauricio Macri, estaba aliviado. Tras más de treinta años como cara visible de Caputo Saicf, decidió deshacerse del paquete accionario, que quedó en manos de la constructora TGLT.

La compradora adquirió 138.262.489 acciones ordinarias de la firma de la familia Caputo (un 82,32% del total) a 0,79 dólares cada una, por lo cual la operación se cerró en US$ 109 millones. “TGLT refuerza así su actividad de desarrollo inmobiliario y se expande al negocio de la construcción”, afirmó la firma, que también anticipó que realizará una oferta pública por el 17,68% restante. La venta fue anticipada hace una semana por PERFIL.

¿Temor a las denuncias por conflicto de intereses? La decisión de desprenderse de la nave insignia familiar fue, a todas luces, un alivio para Caputo y su entorno. Fue uno de los tantos temas que tocó con el Presidente cuando estuvieron juntos a fin de año en el country Cumelén, en Villa La Angostura (el empresario viajó el 27 de diciembre y volvió este lunes a Capital Federal). Entre el paddle diario y las comidas con familia y amigos, la preocupación de Caputo siempre pasó por las imputaciones que, cotidianamente, surgían sobre él. “Ahora puedo diversificar los negocios”, le adelantó a su entorno. Sobre todo: alejarse de la cosa pública y las denuncias de conflictos de intereses y tráfico de influencias.

Acaso por ello en las últimas horas de ayer corrió fuerte la versión de que Central Puerto SA, la generadora eléctrica, estaba en venta. Cerca del empresario, que posee el 4%, lo negaron. Pero otras fuentes coinciden: Caputo buscará unos US$ 900 millones cuando la eléctrica, una de las grandes ganadoras de las últimas licitaciones del Ministerio de Energía, comience a cotizar en la bolsa de Nueva York.

“No estaba a la venta la constructora. TGTL hace una oferta y es aceptada por los accionistas. Nicolás tiene solo el 19%, el resto se lo reparten hijos y sobrinos”, confiaron fuentes cercanas al empresario.

Ahora, sin su constructora, aún le queda un 2% de Edesur, inversiones en real state, agro, gas y electricidad, entre otros. “Quiere diversificarse más”, afirmaron en su entorno.

De todas maneras, la venta de Caputo Saicf supone deshacerse de SES SA, una firma que controlaba en un 50% y que tiene obras de mantenimiento escolar y sanitario en la Ciudad, entre otras cosas. El empresario intentó en reiteradas ocasiones, sin suerte, sacarse de encima la empresa y no encontró comprador. Hoy ya es parte de TGLT. De hecho, posee un nombre en las sombras: Darío Lizzano, un argentino que trabajó en Morgan Stanley y salió a la luz cuando PERFIL reveló el polémico negocio de los parques eólicos. Su fondo de inversión se llama Poinstate Capital y fue uno de los hombres con los que se reunió Macri en EE.UU. Maneja inversiones por US$ 3.600 millones y sus directores le anunciaron a Macri que están armando un fondo específico para invertir en obras de infraestructura, a través de los programas de Participación Público Privado, según consignó Infobae.

Entre sus distintas inversiones hay seis empresas argentinas. Una de ellas, Pampa Energía, está entre las top 10 seleccionadas, con una inversión valuada en US$ 335 millones, equivalente a cerca del 7% de la empresa que preside Marcelo Mindlin. Casualmente, o no, el mismo empresario que se quedó con la constructora de Angelo Calcaterra, el primo del presidente.

El antecedente del primo presidencial con su constructora

El caso Caputo tiene un antecedente directo y familiar: en marzo del año pasado el primo del presidente, Angelo Calcaterra, decidió vender la constructora Iecsa (que adquiriera de manos de Franco Macri) luego de una serie de acusaciones por “conflictos de intereses”, pero sobre todo por su temor a tener serios inconvenientes en la Justicia a causa de los múltiples negocios que engulló durante la década kirchnerista.

El tema fue motivo de largos diálogos entre el Presidente y sus asesores, muchos de ellos con problemas similares pero de menor envergadura.

En ese entonces, Calcaterra le había confiado a su primo, y a otros interlocutores, que su temor a hacer negocios con el Estado tras la llegada del PRO al gobierno se habían exacerbado. Entre sus íntimos, confiaba que temía quedar preso. Meses después se complicó su situación judicial en la causa Odebrecht.

Pero ya tiempo antes, Calcaterra había detectado la complejidad de continuar ganando licitaciones mientras su primo ejercía la máxima magistratura. En ese marco, el Grupo Obras, Desarrollos y Servicios (ODS) llegó a un acuerdo de venta con el empresario Marcelo Mindlin. En ese entonces, el grupo, conformado por Iecsa (la compañía constructora que perteneció a los Macri), la desarrolladora inmobiliaria Creaurban, Fidus SGR (servicios financieros), concesiones viales y la minera Geometales, entre otras, vendió el total de su paquete accionario y dejó a Calcaterra afuera.

Tras llegar a la Presidencia, Mauricio Macri le había expresado a su primo su deseo de que no venda sino que compita en el mercado. Pero Angelo no accedió: prefirió vender en cuanto pudo.

De hecho, Mindlin es presidente de la compañía Pampa Energía y dueño de Edenor, dos de las mayores distribuidoras eléctricas del país. En ese sentido, el control de una empresa constructora fue un paso visto como natural en el mercado si es que el holding quiere avanzar en desarrollos inmobiliarios y la construcción de gasoductos.

 

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