La concejala de Iniciativa Popular valora la modificación que aprobó el Concejo para construir torres de hasta 120 metros pero con mejores características urbanísticas. Sin embargo, le preocupa el impacto negativo que cause en los barrios afectados y que el destino de estos negocios sea el de siempre, y no para la clase trabajadora
Con la aprobación de construir rascacielos en el área central y en corredores del primero y segundo anillo perimetral, persiste la incógnita sobre el impacto de esta modificación urbanística en los barrios a los que la norma alcanza, tales como Pichincha y Abasto, por citar los más cercanos al centro.
“Si bien la tipología es mejor que lo que había, advertíamos desde antes que esta normativa se plantea también al interior de algunas áreas de tejido, y significa dinamitar algunos barrios de Rosario, es expulsar a los vecinos y a los comercios históricos que hay en algunos barrios”, alertó la concejala María Fernanda Gigliani, respecto de lo que implica la modificación al Código Urbano que el Concejo Municipal sancionó la semana pasada.
La edila de Iniciativa Popular ya había formulado sus reparos a esta iniciativa de la gestión Javkin, al desconfiar de que la nueva norma sea “un traje a medida para algunos”, en alusión a intereses que rondan en el mercado inmobiliario y de la construcción. Como se sabe, el cambio habilita construir en más altura en 742 lotes que tienen entre 1000 y 5000 m2, con retiro de medianeras y superficie verde obligatoria. En la mayoría serán torres de 72 a 80 metros, pero en algunos se permite de ahora en más construir torres de hasta 40 pisos (120 metros de altura).
“Lo positivo es que la tipología de torres con esos retiros permiten ventilación, asoleamiento, deberá ser con espacios verdes en derredor. Y las torres ya no pueden ir pegadas una con otra, esa lógica de construcción que impide la luz natural, la circulación del aire en esos bloques, sobre todo para la gente que vive hacia el interior de manzana”, ponderó Gigliani, que por estos días divide su agenda entre el Concejo y su candidatura a diputada nacional en Fuerza Patria, la lista que encabeza Caren Tepp y Agustín Rossi.
Pero la contracara es el impacto urbanístico en ciertos barrios. “En la zona de la ex Unidad Penitenciaria n° 3 (La Redonda), están comunicando a los vecinos del nuevo emprendimiento edilicio que habrá en ese sector y los invitan a tasar sus inmuebles. Es decir, los están invitando a irse, a que se vayan malvendiendo su propiedad”, reveló Gigliani en Así de Bien, por Sí 98.9.
“Además, está la cuestión de los servicios que no están garantizados. Como el otro día que hubo un apagón de media ciudad y no hacía ni frío ni calor. El oficialismo decidió no exigir los certificados de factibilidad de las empresas para emitir un permiso de edificación, y habilita torres de 120 y de 80 metros, pero sin tener la garantía de poder brindar los servicios”, planteó.
En otro orden, Gigliani abordó el asunto por el lado de quién habitará esos departamentos a construir. “Quiénes acceden? ¿Para quién se construye? Para la especulación inmobiliaria, porque para los trabajadores seguro que no”, punzó.
Gigliani abonaba hace unos años la idea de que se promueva la construcción de viviendas populares, para sectores medios, en los terrenos ferroviarios de Puerto Norte, por caso, con el extinto programa Procrear. Ahora que desde el gobierno nacional trascendió la intención de poner a la venta esas tierras con destino de inversiones inmobiliarias, para Gigliani es “otra oportunidad perdida”.
“Me preocupa mucho ver el rol del intendente (Pablo Javkin), como un actor de reparto. Nunca hizo algo en este tema, en lugar de ir a patear escritorios a Nación, como hizo el Tigre Cavallero cuando fue intendente”, comparó.