Suicidio, un flagelo que acecha en el oficio policial de Santa Fe
Es un tema que preocupa dentro de la fuerza de seguridad, con una tasa de casos que triplica la media de la sociedad. El gobierno relanzó un programa de prevención para salir al cruce del problema. En la filas policiales tienen sus reparos
El impulso gubernamental a un programa sobre salud mental para miembros de las fuerzas de seguridad de Santa Fe pone a la luz un tema tabú de salud mental que, no obstante, preocupa a las autoridades y la propia tropa de policías y penitenciarios de la provincia: el suicidio.
El programa es un ciclo de charlas en todas las unidades regionales de Policía, y apunta a la prevención de suicidio, de violencia de género, consumos problemáticos y contención psicológica en policías y personal penitenciario. Existe desde el año pasado y se sostiene en base a una realidad compleja y oculta en las filas de la fuerza. Datos oficiales de 2023 señalaban que en la ciudad de Santa Fe los suicidios habían aumentado 51,7% respecto de 2021, en solo 40 días del año 2022, la Policía registró 7 suicidios en su tropa. Un estudio del período 2014 – 2019 indica que en la Policía de Santa Fe hubo 23 casos; 6 de estos en Rosario; 16 varones, 7 mujeres.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), anualmente cerca de 800.000 personas se quitan la vida y muchas más intentan hacerlo. Si bien el suicidio se puede producir a cualquier edad, en el año 2016 los/as jóvenes presentaron altos índices de suicidio y esta fue la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de entre 15 y 29 años en el mundo. Además, en ese año, más del 79% de los suicidios tuvieron lugar en países de ingresos bajos y medianos.
El suicidio no es visibilizado en la agenda periodística por recomendaciones sanitarias, ante la posibilidad de que la difusión del fenómeno produzca un efecto imitación y, por consiguiente, más víctimas de él en el caso de personas en situación vulnerable. Es lo que se denomina efecto Werther, un riesgo de contagio suicida. No obstante, debe asumírselo como un tema de salud mental.
En el caso de la Policía, son varias las personas que visten el uniforme y refieren el tema como un flagelo cercano. “La persona suicida no desea la muerte en sí, sino que quiere poner fin a un sufrimiento insoportable. No es lo último que pasó lo que provoca el desenlace, sino una acumulación de dolor que no encuentra salida. Y aunque duele, no es contagioso ni tabú: es humano”, apunta Mercedes Iñíguez, miembro de la Policía de Santa Fe, que refiere esta problemática en el sitio de Apropol, una organización de policías provinciales con función gremial no reconocida oficialmente.
Un subcomisario de la Unidad Regional II, que pidió mantener su identidad en reserva, reveló como una situación recurrente “el problema que sufren los chicos (policías novatos) que vienen desde el norte de la provincia a Rosario, y por diversas circunstancias más de uno cae en depresión, incluso llegan atentar contra su vida”.
Un estudio de la Universidad Nacional de Rosario reveló que la tasa de suicidios en policías es tres veces mayor que en la población general. Las causas más frecuentes, según la estadística, refieren estrés laboral crónico, exposición continua a violencia y muerte, alta presión y responsabilidad en el rol a cumplir, problemas de salud mental no atendidos, barreras de acceso al acompañamiento psicológico.
En abril, un grupo de policías elevó una carta al ministro de Seguridad, Pablo Cococcioni, para alertar sobre este flagelo que los preocupa, a cuento de otro suicidio acaecido por esos días en las filas de la fuerza.
“Esta situación no puede seguir siendo invisibilizada ni minimizada. Estamos hablando de vidas humanas, de compañeros y compañeras que, enfrentando contextos de extrema vulnerabilidad, no encuentran respuestas del Estado –decía la carta–. Esto no se trata de jerarquías ni escalas salariales. Se trata de un agotamiento sistémico, de falta de contención y de una indiferencia institucional que, en muchos casos, termina siendo mortal. Es muy difícil pedir ayuda, y aún más difícil cuando al hacerlo —por ejemplo, mediante un correo a Bienestar Policial solicitando asistencia en salud mental— la respuesta es vaga, desviada, o directamente irrelevante”.
A eso le suman otras circunstancias del oficio policial actual que redunda en lo que definen como “inestabilidad permanente”: “Cambios de horarios repentinos, falta de recursos, salarios bajos, necesidad de realizar adicionales, y el temor constante a que un retiro preventivo del arma signifique también la pérdida del plus o la TAP (tarjeta de débito para que policías en turno de guardia puedan acceder a alimentos), todo acompañado del prejuicio social y profesional sobre quienes atraviesan crisis emocionales”, agrega el mensaje de base.
Por todo eso, el colectivo de uniforme resumieron su demanda en cuatro puntos:
- La implementación urgente de protocolos reales de contención psicológica.
- Acceso directo, ágil y sin represalias a atención en salud mental.
- Supervisión y revisión de los procedimientos internos en Medicina Legal.
- Generación de espacios seguros para que los y las agentes puedan hablar sin miedo a perder beneficios o su trabajo.
El programa anunciado por el gobierno provincial propone charlas en las unidades regionales con el propósito de prevenir el suicidio, la violencia de género, los consumos problemáticos. Brindar contención psicológica, coordinadas por psicólogos y trabajadores sociales, según explican en el Ministerio de Seguridad. El objetivo es acompañar a quienes, por su tarea, enfrentan altos niveles de estrés y exposición a situaciones traumáticas.
El director provincial de Bienestar, Ignacio Paz, indicó: «Cuando las personas ingresan al protocolo, los riesgos disminuyen. En cambio, si no se activan a tiempo, las situaciones pueden agravarse”, afirmó. Por eso, enfatizó, el objetivo es llegar antes: “Queremos que todos conozcan los recursos disponibles. Por eso las charlas son también espacios de intercambio donde quienes participan pueden expresarse y pedir ayuda”.
Mientras tanto, al interior de la fuerza policial, el clima es tenso. “Nos repiten que ‘los policías somos prioridad’. Sin embargo, se han recortado licencias, eliminado beneficios por maternidad, y enviado a jóvenes recientemente egresados a cumplir funciones en Rosario sin evaluar sus contextos personales ni familiares. Todos los cadetes en esta gestión, sean de donde sean, son destinados a Rosario. Ya hubo suicidios en estas camadas. Aparte, han destituido a algunos solo por sacarse fotos con el arma”, reveló una fuente policial con reserva de identidad para evitar represalias.
“Se hacen charlas y jornadas donde todo suena bien –continuó la fuente policial– , pero en la práctica los equipos que trabajaban sobre salud mental y violencia de género fueron desarticulados. No se reforzaron: se destruyeron. Mientras tanto, se prometen inversiones en infraestructura, tecnología y equipamiento. Pero la realidad en las dependencias es otra: se pagan el internet entre los propios trabajadores, se hacen colectas para comprar impresoras o arreglar computadoras. Esa es la verdad que se oculta tras los discursos oficiales”, describió.
Teléfonos y correos para consultar
* Área de Bienestar: (0341) 4721813 – Interno 45831 | (0342) 154467553
bienestarenlapolicia@santafe.gov.ar / salud.bienestar@santafe.gov.ar
* Área de Género: (0342) 155380139 (zona centro-norte) / (0342) 155287642 (zona sur)
generoseguridad@santafe.gov.ar