El Gobierno de Javier Milei está en una crisis sin salida, cambiaria, de actividad, de credibilidad y camina -sin herramientas de carácter político a la vista- hacia el mismo destino final que la gestión de su padrino, Mauricio Macri. Esta certeza es la que el Círculo Rojo confirmó esta semana, luego de una corrida furiosa que, combinada con números de espanto en la economía doméstica, consagró una debilidad nunca antes vista en las filas de La Libertad Avanza. Para el poder económico, «Milei ya es Macri», pero a una velocidad mayor, cuando todavía le queda más de la mitad del mandato. Un Gobierno que perdió, sobre todo, la centralidad política, y que vuelve a a pedir rescate geopolítico en dólares de Estados Unidos, en un viaje del Presidente a una reunión con Donald Trump esta semana.

Horas atrás, Coninagro, una de las tres entidades de la Mesa de Enlace, organizó una jornada en la Bolsa de Cereales en la que se sintió en carne viva este clima de aceptación transicional. La cámara de cooperativas agrarias invitó al gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y a su par de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, además de a otras figuras opositoras de alto perfil. Fueron los más requeridos de un mitín en el que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se sinceró: «cometimos muchos errores, pero piensen de dónde venimos», expresó en su discurso, casi como un ruego. Francos está agotado de ser el fronting, en solitario, de un gobierno que aún en la derrota sigue extremo. Cuando el jefe de ministros se bajó del escenario, los presentes ya estaban en otra sintonía.

Como en otros circulos empresarios, se especuló allí sobre una teoría muy extendida entre los ceos: que el ex gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, gane una banca en octubre, quede al frente de Diputados en lugar de Martín Menem y sea una especie de garante de una transición a otro Gobierno que nadie sabe bien qué podría ser. La idea, peregrina, es relevante no por el contenido (impracticable y ridícula por varias razones), sino porque aparece como una idea de camino alternativo a Milei. Se mete en las charlas.

Esta degradación de la credibilidad, esa idea de un gobierno que no tiene herramientas para resolver la coyuntura, a Macri le pasó recién a fines del 2018. Ya en 2019 perdió casi todo el dinero del préstamo del Fondo Monetario (FMI) y se vio obligado a reponer el cepo para no caer antes de tiempo. Milei está, para el poder económico, en un estatus peor: Caputo -que según el propio Milei se «fumó» 15 mil millones de dólares del FMI con Macri- se comió, en un año y 8 meses, 20 mil millones de dólares del blanqueo, 18 mil millones de dólares de la soja, otro tanto vía el antiguo dólar Blend, y va camino a consumirse los 20 mil millones que le prestó, hace unos meses, el FMI.

Según confiaron a PáginaI12 fuentes de la City, Caputo confiesa en reuniones con inversores y ceos que el tope de dinero para intervenir y que el precio no se dispare no es mayor a los 4800 millones de dólares. En ninguna reunión reservada mencionó un respaldo de 22 mil millones, como salió a vocear en público horas antes de la espiralización de la corrida. El problema es que en 72 horas vendió 1100 millones. Cuando llegue al límite (que se alcanzará bastante antes que el swap de monedas que se busca con el Tesoro estadounidense) tiene dos opciones: cambiar los DEGS del FMI por divisa estadounidense, de donde podría sacar 13 mil millones; o intentar alguna operación de canje con el oro del Banco Central (BCRA) que mandaron de manera sospechosa al exterior. Si bien no se sabe cuánto oro se fue afuera, las existencias totales son de 7000 millones. Algunos especulan, en la banca nacional y extranjera, con que el lunes las ventas podrían rozar los 1000 millones en un día. Si eso pasa, es cepo cambiario o final.

«La devaluación está pasando»

Para el poder económico, sin embargo, la opción es solo una: la devaluación. «Lo descartamos, ya está pasando, de hecho», contó a este diario un importante dirigente de la Unión Industrial (UIA). Esta semana, dos multinacionales de los alimentos y la exportación empezaron a planificar el 2026 con un dólar entre 1800 y 2000 pesos. Eso está por encima de la previsión oficial del Gobierno para los próximos tres años, que se vio en el Presupuesto que elaboró Carlos «Da Vinci» Guberman, el funcionario de Hacienda al que los empresarios le pusieron, con sorna y por su creatividad con el lápiz, el nombre del artista del dibujo y la pintura renacentista italiana. Más allá de esa irrealidad, el dólar a casi 2000 muestra el precio que tiene la divisa para los empresarios.

Una vista rápida a la historia corta de la corridas cambiarias expone un dato impactante: de las 21 ventas más grandes de dólares en proceso de corridas, sólo dos fueron en los años del kirchnerismo (Redrado y Vanoli en el BCRA), el resto son de los gobiernos de Macri y Milei. La cifra -publicada por el economista Christian Buteler en base a registros del Central- tiene a Stuzenegger, Caputo, Dujovne y Lacunza monopolizando el ranking.

Lo relevante aquí es que la dilapidación de dólares de Caputo tiene el objetivo de congelar el precio del dólar para que la inflación no suba. Y no sólo que la inflación sube igual, sino que la actividad es un páramo. Una de esas empresas que planifica el 2026 con un dólar a 1800 está dentro de la Coordinadora de Productores de Alimentos (COPAL). La entidad, que monopolizan Arcor, Molinos, Ledesma, Coca Cola, Mastellone y otros gigantes, mostró en una reunión reciente una perspectiva alarmante: un 2026 de caída en las ventas, cuando ya hoy las son las peores en décadas. El dato de color es que una de las tres grandes alimenticias nacionales avisó que se desplomó la venta de polenta y que los rubros de cervezas, harinas y arroz no reaccionan en ventas. «No sabemos si esto es un nuevo modelo que llegó para quedarse o es un reacomodamiento del consumo», agregan. Todo indica que es lo primero.

La consultora Scentia reportó que, en agosto, el consumo masivo no creció. Si se toman los 19 meses del gobierno de Milei, en solo dos no hubo caídas (abril, con alza del 0,2 por ciento, y agosto con 0). La tensión de precios por la devaluación, en tanto, se da en una doble vía: por un lado, hace una semana varios grandes de los alimentos, entre ellos Unilever, les mandaron a los supermercados listas con aumentos promedio del 5 por ciento. En el pelotón aparecieron Coca Cola con el 3 de incremento, Molinos con 4 por ciento y Ayudín y SC Johnson con 7 por ciento. Otros, además, decidieron aumentos encubiertos bajando promociones de dos por uno, tres por dos y descuentos en productos. Esto fue antes del momento más caliente de la corrida. Naturalmente, el regulador del pase a precios sigue siendo el derrumbe en las ventas, que se produce por una depredación salarial que Milei ordenó, también, para intentar bajar la inflación. En paralelo, la crisis ya se carga empleos en blanco en actividades clave. Según el Instituto Argentina Grande, que comanda el ministro Gabriel Katopodis, se perdieron 114.990 puestos de trabajo registrados entre noviembre de 2023 y junio de 2025, principalmente en Construcción (-61.300) e Industrias Manufactureras (-35.200).

La campera de «Toto» y la razzia en el FMI

Los multimillonarios del mundo, entre ellos Jeff Bezos, de Amazon y el exiliado fiscal Marcos Galperín, de Mercado Libre, suelen llegar allí en aviones privados. En Hailey, Idaho, Estados Unidos, se realiza el campamento de ricos Sun Valley, organizado por el banco boutique Allen & Company. Meses atrás, fueron allí Milei y Caputo, que se trajo un chaleco del evento, prenda que no para de usar sobre su habitual camisa blanca, incluso cuando intenta justificar la crisis económica, que les pega a los más pobres y los sectores medios, a los que ni siquiera llegan a fin de mes. «No sé, le gusta, jaja», se sonrió, con la impunidad residual de los libertarios, una fuente de Hacienda cuando este diario consultó por qué anda con ese chaleco en todos lados.

Caputo instruyó, en las últimas horas, a dos funcionarios de Hacienda a que viajen a los Estados Unidos a buscar lo que adelantó el viernes este diario. Un crédito directo de la administración Donald Trump para salvar el programa económico. El vocero de Milei, Manuel Adorni, informó este sábado que Milei se verá cara a cara, este martes, con Trump, pero también con la titular del FMI, Kristalina Georgieva. Fuentes que conocen la negociación aseguraron que «Toto» quiere «otros» 10 mil millones de dólares, como mínimo, de respaldo. Y que el ministro trabaja en un esquema para que ese dinero no se testee en el Congreso. Si bien la ley Guzmán se borró con un decreto de Milei, no quiere accidentes: «va a ser u swap, igual que el de China», arriesgan en Gobierno. De acuerdo a fuentes oficiales, este respaldo no sería inmediato, sino que se especula con que llegaría en dos semanas. Es decir, el Gobierno caminará sobre brasas calientes, de nuevo, este lunes, cuando los mercados sigan tironeando la situación cambiaria. El anuncio de la reunión con Trump se hizo, precisamente, para intentar influenciar a una mayor calma en el inicio de la semana.

«Es un esfuerzo estéril, lo que no hay acá es confianza, le pueden poner un caño directo con canilla libre de dólares e igual lo van a correr», sintetizó un UIA boy, que se prepara para la convención anual de la entidad, en la que parece habrá un discurso duro contra el Gobierno de Milei. Los empresarios miran estudios de opinión en los que Milei está muy mal socialmente, en su consideración, y no hay reporte que muestre a los libertarios con chances de tener una gran elección en octubre. Ergo, esperan debilidades políticas aún mayores.

De todos modos, la llave maestra del cénit de la crisis parece tenerla el FMI, que por ahora sigue en prudente silencio. Este lunes, mientras Milei vuela a Washington, llega al país una misión técnica que viene con la intención de analizar escenarios de crisis. Se reunirán con la CGT, los empresarios, y algunos ex ministros de Economía. Cuando esto ocurre, es porque quieren saber qué pasa en Argentina de boca de gente que no es del Gobierno. Señales. Mientras tanto, luego de la salida de Ghita Gopinath, la segunda de Georgieva, el organismo reportó esta semana el ingreso de Nigel Chalk al frente del Hemisferio Occidental. Reemplazó al chileno Rodrigo Valdés, muy crítico de la gestión de Caputo. Gopinath fue clave en el aval del crédito millonario a Milei. Como al final del Gobierno de Macri, parece haber empezado, una vez más, la razzia en el FMI por créditos políticos altamente cuestionables.