En 2020, Gustavo Campana publicó Néstor Kirchner: no les tengo miedo (Un militante que respetó su pasado). El libro, editado por Colihue, tuvo como intención medular ordenar, mediante una narrativa simple y directa, el intensísimo hacer del ex presidente entre 2003, año en que fue electo como tal, y 2010, año en que partió. Los mojones en los que se detuvo el avezado periodista y escritor entre ambos años en la vida política de Néstor fueron muchos, claro. Muchos, que pueden condensarse bajo el -tal vez- principal acto político de Kirchner: su pelea “mano a mano” contra el poder real que, como bien se sabe ya, no es el de un presidente que combate ciertas cosas que no hay que combatir.

De esa lucha, entonces, Campana arroja luz sobre hitos inolvidables para la historia nacional reciente que, por supuesto, tienen al santacruceño como protagonista principal. La noticia es que aquel trabajo acompañará la edición de Página/12 de este domingo 27, justo un día antes de que se cumplan 15 años del fallecimiento de Néstor, ocurrida el 27 de octubre de 2010. El libro, además, es de entrega gratuita para los Socios de este diario (ver aparte).

“En lo personal, que el libro salga con Página/12 es un orgullo”, asegura Campana, motivado por la renovada puesta a punto de su trabajo. “Es bueno que este libro regrese en medio de un debate político, económico y social donde el oficialismo actual tapa el sol con un dedo, para que parezca que la presidencia de Néstor nunca sucedió. Es un aporte a esa discusión herida, quiero decir. Los libertarios se niegan a hablar de las cifras de crecimiento que hubo entre 2003 y 2007, no quieren que se mencione la importancia de la industria nacional, bloquean el sueño de un país desendeudado y combaten la certeza de defender a la ciencia y tecnología nacional”, dice Campana, ex subdirector de Radio Nacional y conductor hoy de Campana 750, programa que va todos los sábados de 6 a 8 por la AM 750. Hombre de radio el periodista, que ha pasado por Splendid, Rivadavia, La Red y América, entre otras frecuencias, además de acompañar a Víctor Hugo Morales en La Mañana de la 750 entre 2016 y 2020, y crear Funes el memorioso, un programa que brilló entre 2011 y 2019, a través de más de trescientos capítulos.

-¿Cómo te interpela, personalmente, la figura de Néstor, hoy, en estos tiempos tan raros?

-Cuando aparece un defensor del modelo de país y te invita a luchar contra el proyecto de colonia, la interpelación está implícita. La claridad de Néstor, tanto en sus palabras y como en sus hechos, siempre te proponen una definición personal. Y es una pregunta sin fecha de vencimiento, tan resistente al paso del tiempo como su respuesta. Es un debate inmortal de la política, es una disyuntiva eterna, que citando a Leopoldo Marechal, sin dudas “se prolongará más allá de tus fuegos y de mis cenizas”.

La salida de No les tengo miedo con Página/12 no necesita ser una edición ampliada del libro. Las únicas diferencias con su original es que agrega un texto a manera de introducción a cargo del mismo Campana alusivo a los 15 años que se cumplen de la muerte del ex mandatario, y se alteran prólogo y epílogo. El prólogo, que en la edición primera corre por cuenta de Ricardo Forster, pasa a epílogo. Y el epílogo, inicialmente escrito por María Seoane, pasa a ser el prólogo. El resto está intacto.

“Este trabajo es el capítulo final de la historia de Néstor, lapso en que se transformó en un protagonista clave de la política argentina con estatura de dirigente nacional”, dice Gustavo. “Se trata de un archivo demasiado cercano que ayuda para contar que la recuperación de la tierra arrasada es posible y que las decisiones populares enfrentando al poder real van ensanchando la gobernabilidad a medida que se van convirtiendo en realidad. Y fundamentalmente, ante noches que parecen eternas, indican que la salida del infierno es con independencia económica. Me refiero al desendeudamiento, la industria nacional, la recuperación salarial, y el desarrollo de la ciencia la tecnología aplicada a la materia prima, la soberanía política basada en la unidad latinoamericana y la amplitud de diálogo multilateral. Los resultados virtuosos de esa pelea reconstruyen inexorablemente al país de la justicia social. Por lo tanto, Néstor como estandarte del regreso de la política después del desastre del 2001 que generaron menemismo y Alianza, explica, en el presente, el camino de regreso a través de sus certezas ideológicas y su convicción a la hora de gobernar.»

Gustavo Campana.

 

-Es muy impresionante recordar lo rápido y vertiginosamente que actuó Néstor respecto de las políticas de derechos humanos y memoria que rescatás en el primer capítulo. La misma vertiginosidad con que ciertos sectores –en apariencia- han olvidado su acción.

-Néstor trabajó los dos grandes planos de su gestión en paralelo. 2004 fue un año refundacional en materia de Memoria, Verdad y Justicia, después del reino de Obediencia Debida, Punto Final e indultos desde 1987. Durante el primer año de su mandato, el Congreso terminó con las leyes de perdón, Kirchner bajó los cuadros y recuperó la ESMA y realizó por toda la provincia de Buenos Aires homenajes a todos sus compañeros de facultad desaparecidos. Mientras tanto iba cocinando a fuego lento el 2005 que plantó las bases de la próxima década económica, a través de reestructuración de deuda externa con quita de casi el 70 por ciento, del anuncio del pago total al Fondo y, bueno, el No al Alca. Paralelamente, edificaba los dos superávits gemelos y comenzaba a construir el futuro con industria nacional y el regreso de las paritarias. Después, bueno, la memoria la desactivan cotidianamente los medios de comunicación que responden al poder real, generando que las victorias populares no existan, no tengan padres, ni respondan a ninguna matriz ideológica. Naturalizan situaciones históricas como si fueran cotidianas y, cuando se asquean de los derechos populares, arrancan con la campaña de demonización que facilita el olvido de muchos.

-Sopesa que esa misma vertiginosidad que funciona para momentáneos olvidos se parezca a la rapidez con que vuelve el legado de Néstor, también para amplios sectores de la sociedad, en este contexto…

-Ante el resultado hambreador de la crisis planificada por Javier Milei y su gobierno para contener las variables en tensión con la paz de los cementerios, el legado de Néstor regresa ineludible, claro, porque su salida sin ajuste de los números 2001, así lo obliga.

No les tengo miedo es contemporáneo a otros dos libros que lo ayudan a completar la tríada de trabajos sobre el líder santacruceño que hicieron punta: El tipo que supo, de Mario Wainfeld, El hombre que cambió todo de Jorge “Topo” Devoto. Sobre el primero, Campana opina que se trata de una mirada imprescindible, mientras que del de Devoto, amigo personal de Néstor, destaca su costado humano. “Los dos caminos son importantísimos, claro”, resume el escritor, y luego vuelve sobre el suyo. “Me impulsó a escribir este libro la necesidad de poner de pie la verdad histórica, que fue, es y será el motor de los libros anteriores y los que están por nacer”.

-Escribiste en la introducción: “Con muchísimos aciertos en la cadena de trasmisión genética, y algunas fallas en la línea de producción, el kirchnerismo representa un alto porcentaje de la reencarnación de todas esas luchas en el siglo XX” ¿Podrías extenderte en esta idea?

-El kirchnerismo es peronismo. Recibió esa herencia ideológica en la cadena de trasmisión genética que le entrega el bastón de mando a lo que viene. Las fallas en la línea de producción de las que hablo pasa por haber convivido el espacio con falsos profetas que terminaron generando demasiados problemas: Cobos, Pichetto, Randazzo, etcétera, etcétera. A eso me refiero.

 

-Otro pasaje profuso del libro pasa por recordar el rescate que hace Néstor de los militares nacionalistas y populares, cuando menciona a Savio, a Perón, a Mosconi, a San Martín en contraposición con los militares genocidas, que sin duda fueron el brazo armado de los intereses de Estados Unidos en la Argentina. ¿Por qué pensás que esa posición no es muy reconocida o militada tal vez como otras posiciones, siendo que el peronismo tenía a buena parte del Ejército como un aliado estratégico en su plan primigenio de liberación nacional? Es algo que también aborda Cristina cuando habla de separar la paja del trigo.

-Bueno, sí, Néstor y Cristina sumaron doce años de gobiernos nacionales y populares, que intentaron terminar con la idea del enemigo interno, la Doctrina de la Seguridad Nacional, a través de las Fueras Armadas liberales que se consolidaron a partir del golpe de Estado de 1955. Cuando ambos apelaron a San Martín, Belgrano, Perón, Mosconi o Savio, fue para instalar el modelo de Fuerzas Armadas al servicio del pueblo y no como guardaespaldas del neoliberalismo.

-Dijo Néstor en 2001, en Dolores: “A los que gobiernan la Argentina hoy, lo único que les importa es el establishment… son las 60 manzanas de la Capital Federal, los grandes números y las Bolsas. El resto de la Argentina parece estar de más”. Cualquier semejanza con hoy –o con 1976, ya que se abordó- no es pura coincidencia.

-Es que los cuatro procesos neoliberales que unen 1976 con el presente responden al mismo modelo unitario. La concentración de la riqueza como dato identitario de su fundamentalismo ideológico y su necesidad de hablarle exclusivamente a los mercados, porque gobiernan solo para ellos. Son pruebas estas de su desconexión con la realidad y los transforman en expresiones incompatibles con la democracia.

-Otro eje para nada menor que abordás en tu Néstor pasa por los tempranos y permanentes ataques de Claudio Escribano contra el santacruceño desde las páginas de La Nación. Algo que muchas veces se olvida por el enfrentamiento con Clarín que lo sucede. 

-Es que desde las páginas de La Nación Escribano fue el vocero de la Embajada de los Estados Unidos, en su reunión con Néstor y en el editorial que publicó poco antes de la asunción del nuevo presidente. Fue el intermediario para decirle a Kirchner que Washington ordenaba que la libertad de mercado y las leyes de perdón, “no se tocaban”

-¿Qué otro pasaje del libro destacarías hoy, en este contexto, y por qué?

-El capítulo 7, dedicado a la Justicia, porque ninguno de los procesos neoliberales que padeció la Argentina pudo operar sin amparo judicial y sin la garantía de impunidad. La última gran reforma de la Corte Suprema fue obra de Néstor y es imperioso volver a ese formato.

Para retornar al lugar desde donde partió, Campana renueva su mirada sobre Néstor en el citado texto alusivo. “Hace 15 años, el Flaco se fue apurado, sin explicar por qué. Dejó como legado un país gobernado por la política, en lugar de una factoría reglamentada por el mercado. Lo despidió el adiós popular que se enciende ante todas las muertes inexplicables, sorpresivas e inesperadas, de los seres imprescindibles. Esos que cuando se van, generan un estado de orfandad incomparable”.