Un discurso para el ministro de Justicia, los planes del juez de la Corte y un festejo en la Costanera. Dilemas de fin de año para los Macri, mensajes de Rodríguez Larreta desde China y la super agenda de la ex presidenta
Justicia perseguirás. Promediaba su discurso con un repaso de estos tiempos y con un mensaje optimista de cara al 2025 cuando el directivo del grupo de medios, frente a cientos de periodistas y colegas, lanzó una mención muy especial: “Quiero destacar a un panelista nuestro, que ha crecido, y que hoy es ministro de Justicia de la Nación”. Fue entonces que Mariano Cúneo Libarona se hizo paso entre los invitados y todas las miradas se posaron sobre él, y, por lo bajo, el enorme salón en el que se llevaba a cabo la fiesta de fin de año del canal se llenó de murmullos.
No era para menos, y ciertamente Cúneo Libarona no fue el único panelista televisivo que desde diciembre pasado ocupa lugares de relevancia en la vida pública de la Argentina. El 2024 fue más que particular para el ministro de Justicia, y en su entorno ya perdieron la cuenta de la cantidad de veces que lo dieron fuera del gabinete, a pesar de las sobradas muestras de fe que el funcionario le ofrendó a Javier Milei y a las Fuerzas del Cielo en la insistente batalla cultural que el Gobierno llevó adelante durante todo el año, y que Cúneo Libarona alimentó con una serie de iniciativas, plagadas de espectacularidad muchas de ellas.
El ministro convive bien con Sebastián Amerio, su número dos, quien desempeña un rol importante en las negociaciones en torno a los dos pliegos enviados por el Poder Ejecutivo al Senado para completar la Corte Suprema. El futuro de esas dos nominaciones se coló de manera predominante en estas últimas semanas en las charlas más reservadas de los principales funcionarios del Poder Judicial. Más aún después de que la Casa Rosada anunciara el temario de la supuesta convocatoria a sesiones extraordinarias para este mes, sin novedades de ese tema, y de que uno de los dos candidatos le advirtiera al Ejecutivo que designarlo en comisión no le parecía el plan más cómodo.
Se trata, definitivamente, de un tema clave para la Justicia, para el futuro de la Corte y para el Gobierno. No había manera, entonces, de que no fuera además uno de los tópicos obligados de conversación en el festejo de cumpleaños de un conocido fiscal federal de los tribunales porteños de Comodoro Py 2002 que tuvo lugar en el muy concurrido salón Rut Haus, en la Costanera, en la noche del miércoles, una velada muy amena que los organizadores regaron con abundante vino Cupra, uno de los últimos emprendimientos del bodeguero Daniel Angelici, que conoce bien los entretelones de la Justicia. También hubo tiempo para distenderse de la mano de Guillermo Coppola, que amenizó la celebración con sus clásicas ocurrencias, y humoradas varias sobre el escándalo del senador Edgardo Kueider, que horas antes había intentado pasar sin éxito 211.000 dólares a Paraguay.
El Poder Judicial está altamente expectante por los movimientos de un fin de año que arroja, para colmo, una particularidad: en las próximas semanas, el juez Juan Carlos Maqueda deberá jubilarse y dejar, después de 22 años, uno de los cuatro sillones de la Corte que, desde ese momento, y de no encontrar una solución inmediata, empezará a funcionar de a tres. Eso podría explicar las novedades de estas horas, algunas de ellas vinculadas a Cristina Kirchner.
Será, en todo caso, un problema de los que quedan. No de Maqueda, un dirigente que dedicó casi toda su vida a la política y a la Justicia y que ya piensa en cómo ocupar sus ratos libres. Por lo pronto, ya tuvo algunos ofrecimientos para dar clases en la universidad, y tiene previsto estudiar inglés, un idioma que, hasta ahora, le fue esquivo. Tal vez también tenga más tiempo para conversar con mayor libertad con Amerio, al que lo une un parentesco familiar y que no pudo hacer demasiado para evitar la jubilación del cortesano. Por lo pronto, Maqueda no tiene previsto volverse a su Córdoba natal.
Intervención inminente. Si el PRO está convulsionado a nivel global por el ninguneo constante por parte de La Libertad Avanza, la versión cordobesa del partido conducido por Mauricio Macri no es ni por asomo la excepción.
El ex presidente está muy disconforme con el rol del diputado Oscar Agost Carreño, el presidente del PRO de Córdoba que está tan independizado de los intereses macristas que ni siquiera forma parte del bloque amarillo, si no que pertenece a Encuentro Federal, la bancada liderada por Miguel Ángel Pichetto. El futuro del diputado en su condición de jefe del PRO cordobés no parece ser demasiado alentador porque Macri le encomendó al legislador porteño Darío Nieto una virtual intervención del partido a nivel provincial. Nieto, ex secretario privado del ex mandatario, uno de sus dirigentes más leales, fue designado como “responsable político” y confecciona en estos días un informe en el cual lo más probable es que recomiende la intervención oficial del partido en ese distrito, que se podría ejecutar en la próxima reunión del consejo directivo.
Con la idea fija. Sin embargo, a Macri, próximo a volver desde Dubai en estos días, Córdoba no le quita tanto el sueño como la casa matriz del PRO, la ciudad de Buenos Aires, la joya que lo desvela y que durante estos más de quince años funcionó como motor político y financiero del proyecto amarillo.
El ex presidente monitorea desde adentro la gestión de Jorge Macri, principalmente a través de Fernando de Andreis, los ojos del ingeniero en la administración del ex intendente bonaerense que el año próximo pondrá en juego buena parte de la joya de la corona familiar en la elección de medio término que, hasta ahora, desde las entrañas del PRO reconocen acercarse sin un candidato competitivo para el caso de que no se llegue un acuerdo con La Libertad Avanza y los primos tengan que disputarse la capital con los hermanos Milei. Una verdadera pelea entre familias.
Pero antes del 2025 está diciembre, y el último mes del año ofrece todavía algunos incentivos para seguir de cerca la relación muy deteriorada entre los Milei y los Macri en la sede central del PRO. La Legislatura es testigo de esa disputa: esta semana, el jefe de Gobierno quiere tener aprobados el Código Urbanístico y el Presupuesto del año próximo y, hasta estas horas, aún no tenía asegurados los votos del bloque oficial de La Libertad Avanza que ya advirtió de manera insistente que no le interesa devolver los favores que el PRO le hizo al gobierno en el Congreso nacional.
En paralelo, el ex intendente de Vicente López debe resolver en estos días si, como trascendió, convoca a discutir en sesiones extraordinarias -sería, en ese caso, el jueves 19- la eliminación de las PASO porteñas, tal como reclaman desde LLA, aunque eso dependerá de lo que pase en el Parlamento.
En paralelo, los Macri terminaban de delinear por estas horas el nuevo organigrama de la administración porteña a la que, a un año de su desembarco, el jefe de Gobierno todavía no pudo imprimirle su impronta. Los cambios serían inminentes, antes de fin de año. Habrá, por ejemplo, un nuevo ministerio, de Movilidad, y se desprenderán funciones de la vicejefatura de Gobierno, además de la selección del nuevo ministro de Desarrollo Económico, una oficina que quedó huérfana tras la salida del ex pampito Roberto García Moritán.
Jorge Macri tiene numerosos frentes abiertos, incluso con su primo, y en lugares que hasta ahora habían funcionado de manera armoniosa. Es el caso del CEAMSE, próximo a arrojar novedades. En esta sección se adelantó, hace dos ediciones, que Claudio “Chiqui” Tapia había empezado a ejecutar su plan de regreso a ese organismo controlado por la Ciudad y la Provincia después de que el jefe de Gobierno, alentado por el ex presidente, resolviera correr al jefe de la AFA de una de sus direcciones. A Tapia no le gusta perder a nada, y activó inmediatamente un operativo retorno, pero para volver directamente como presidente del ente. Ya lo habló con Axel Kicillof, y tiene gestiones muy avanzadas con Jorge Ferraresi para reemplazar a Mónica Cappellini, la actual jefa del CEAMSE que responde al intendente de Avellaneda.
¿Luna de miel? A 18 mil kilómetros de distancia, después de bailar al ritmo de Ráfaga -la única banda invitada- y todavía dolido por las ausencias de los amigos Luis “Toto” Caputo y Diego Santilli -acusó, a último momento, una supuesta dolencia- en su fiesta de casamiento, Horacio Rodríguez Larreta recibió en China, junto a su flamante esposa Milagros Maylin, un nuevo dardo de su sucesor, que lo volvió a difamar, esta vez por la última fuga de presos, cuya cifra general fue, según el jefe de Gobierno, menor este 2024 que durante el último año de gestión del ex alcalde.
Más allá de la verosimilitud de la acusación, Rodríguez Larreta recibió la noticia con jet lag, y no le gustó nada. Su administración ya había sido tildada de irregular por el primo Macri cuando éste sospechó públicamente de los contratos por el servicio de grúas en la Ciudad en el último tramo de la gestión larretista. En ese momento tuvo que intervenir el propio ex presidente. Ahora, el ex jefe de Gobierno estuvo a punto de responder de manera brutal desde sus redes, pero prefirió concentrarse en su luna de miel en China, un destino que, casualmente, comparte en estos días con su aliado Martín Lousteau.
A Rodríguez Larreta, el flamante esposo, nada lo seduce más que pensar en la posibilidad de competir el próximo año frente al actual jefe de Gobierno. No descarta, por caso, candidatearse al Senado, un escenario que, por los jugadores que podrían presentarse en la cancha electoral en el 2025, se vislumbra a priori como muy jugoso y competitivo. Por eso, el ex jefe de la Ciudad ya empezó a juntar afiliaciones -necesita unas 4.000- para tratar de tener un nuevo sello partidario por fuera del PRO. Colabora, entre otros, la senadora Guadalupe Tagliaferri, muy mencionada en la noche del pasado miércoles en el festejo del fiscal federal en la Costenara -que convocó a buena parte de la familia judicial- por su sol al frente de la comisión de Acuerdos del Senado.
¿Acuerdo o no acuerdo? Cuando parecía que la sangre estaba a punto de llegar al río, Cristina Kirchner y Kicillof volverán a mostrarse juntos este lunes, en Moreno, en lo que podría ser la primera foto de unidad en medio de la pelea personal y política entre ambos y tras el fallido intento de hace algunos meses en el Teatro Argentino platense que, a pesar de la intermediación de las Abuelas de Plaza de Mayo, no sirvió para aplacar la interna. La convocatoria corrió por cuenta de Máximo Kirchner en su rol de presidente del PJ bonaerense, y se extendió además a Sergio Massa, que tuvo que modificar itinerarios y un vuelo para poder estar este lunes en el Gran Buenos Aires.
Mañana, la agenda del peronismo estará entonces super cargada porque antes del acto de Moreno, el gobernador bonaerense tendrá su propia puesta en escena pero en San Martín, en la primera sección, en los pagos del ministro Gabriel Katopodis, un evento para hacer un repaso del primer año de gobierno de La Libertad Avanza que los organizadores convocaron bajo el lema “El daño de Milei”. Rápido de reflejos, lejísimos de un acercamiento con el gobernador, el jefe de La Cámpora se adelantó y visitó este viernes el mismo distrito, en un encuentro con cooperativas y fábricas recuperadas.
Como si fuera poco, el tercer plato fuerte de esta semana será el miércoles por la tarde, en la UMET, la universidad del sindicato del “portero” Víctor Santa María, en la asunción formal de Cristina Kirchner al frente del PJ nacional después de meses de disputa interna con el gobernador bonaerense. CFK no quiere saber nada con la sede peronista de la calle Matheu, que sobrevive, en parte, gracias al aporte que todos los meses hacen unos 40 diputados de UP a través de sus sueldos.
La ex presidenta está en modo reloaded. Dicen que, a pesar de los recurrentes fallos judiciales en su contra, el poder le sienta bien, también la pelea pública, mano a mano, con Milei. El martes, durante la grabación de la entrevista que el periodista Rodis Recalt le realizó para el podcast “Generación 94″ sobre la reforma constitucional de ese año, sus colaboradores la vieron “espléndida”, en zapatillas y traje rosa, sonriente y de buen humor.
Dispuesta, aseguran, a ordenar al peronismo en varios de sus distritos. Ya pasó por Santa Fe -estuvo en Rosario-, también por Corrientes, donde se reunió con más de 80 dirigentes y en despachos provinciales se aventura con la posibilidad de que el peronismo provincial se normalice con la inclusión de un acuerdo con el ex gobernador radical Ricardo Colombi, hoy enfrentado al gobernador Gustavo Valdés.
En Buenos Aires, tierra de Kicillof, de La Cámpora, de los barones del conurbano y de una ex presidenta que registra allí sus mejores mediciones, es otra la historia.