Rosario

Esquina del norte patrimonial —

Margarita Conti: el histórico bar de Refinería en el que Messi festejó sus 18 cumplió 103 años
Adalberto es el nieto de los dos italianos que levantaron un bar en la esquina de Velez Sárfiled y Monteagudo. Es el que lleva el bar desde que sus padres fallecieron. Con varios nombre y habilitaciones, llegó a ser el único bar habilitado como boliche. El campeón del mundo estuvo ahí en 2003

Hay un bar en Refinería que cumplió 103 años de vida. Una esquina no solo conocida por los vecinos sino por otros muchos rosarinos que allí festejaron eventos o disfrutaron un recital, porque supo tener la habilitación para ser también un boliche. “Fue el único en Rosario en tener ese permiso”, se enorgullese Adalberto, dueño de la propiedad, del bar y de una historia llena de emociones.

 

Los abuelos de Adalberto se llamaban Margarita y Emilio Conti. Los dos nacieron en Rosario, pero de familias piamontesas que llegaron a la ciudad en barco con la esperanza de un futuro mejor. Margarita hizo el viaje de Europa a Argentina en la panza de su madre. La pareja se casó y puso un bar en la esquina de Refinería el 15 de enero 1920. El barrio, entonces, estaba habitado por trabajadores del puerto y de los ferrocarriles. El negocio se llamaba El boliche de Berto. “Era un despacho de bebidas, como se decía antes, un almacén de ramos generales e incluso durante un año también incluyó una fonda, La Vignale, por calle Thedy”, cuenta Adalberto.

Cuando Margarita y Emilio fallecieron, el bar quedó a cargo de Alberto, único hijo, y pasó a llamarse La Academia. Por Racing Club y por su pasión por el fútbol. Un nuevo nombre llegó cuando Adalberto tomo las rindas del local: Conti Bar. “Es que es una zona llena de hinchas de Rosario Central y además tuvimos recitales de diferentes bandas tampoco quería que se relacionase con un club de fútbol”, explica a El Ciudadano. Hoy se llama Margarita Conti, en honor a su abuela.

 

El ingreso al bar permite entender un poco su historia, adentrarse en el pasado y transitar el tiempo con la mirada. Autitos de colección sobre las estanterías, botellas de antaño, un viejo tocadiscos que reposa sobre una esquina, una máquina de fideos (vendían fideos sueltos) que descansa sobre un patio que supo ser cervecero en una época y hoy sólo es para uso privado de Adalberto. Y una heladera de “esas de antes”, con puertas de madera, grandes manijas y con un consumo energético tan elevado que su dueño la tiene sólo para exhibición.

 

Como novedad y para adaptarse, cuenta el propietario, hubo algunas reformas estructurales en el local, con una tienda de ropa. Y a principios de marzo, fue reconocido por el Concejo Municipal como bar histórico de la ciudad.

 

Abuelos, padres e hijos
Margarita y Emilio compraron el terreno original en la esquina de Vélez Sarsfield y Monteagudo, y luego, de a poco, otras superficies. Hoy, el negocio ocupa la ochava más un terreno lindero, en desuso comercial.

 

“Mi papá nació en el ’21, mi abuelo murió joven y mi abuela fue la que llevó las riendas del bar. Era una gringa grandota y fuerte, era una época fea también. No con la violencia que vivimos hoy, pero era muy dura”, recuerda Adalberto.

Cuando mueren sus abuelos, Alberto Conti queda al mando del negocio. Se casa con Gladys y son los dos detrás del mostrador. Dueños del local y de la propiedad. Adalberto se sumerge en el pasado y se pone en la piel del niño que fue y que que se crío en el local, el que cargaba las mercaderías en la heladera. Cuando ingresó a la secundaria, a los 13 años, cursaba de tarde y trabaja en el local por las mañanas.

Adalberto tiene una hermana con síndrome de down, que vive con él y que si bien se desenvuelve sola nunca participó activamente del negocio.

En el año 2000, Gladys, madre de Adalberto y 20 años más joven que su esposo, sufrió un ACV y estuvo 10 años en cama a cargo del cuidado de su hijo. Su padre, Alberto, falleció a los 88 años en 2009.

“En 2002 conocí a mi mujer. Ella me dio una mano importantísima. En 2004 nos casamos y yo le doy el ejemplo a mi mujer de lo que hacía mi mamá”, cuenta Adalberto. “En ese entonces, reformé un poco el bar, pero sin cambiar su estructura”, remata.

Todo cambia y todo queda
No sólo fue mutando el nombre comercial: también las actividades. La estructura se mantiene y es uno de los pocos bares de Rosario con tantos años que sigue en pie con la misma morfología. Y abierto.

 

Cuando aún su padre vivía e incluso frecuentaba el bar, pero ya Adalberto estaba al mando del negocio, decidió darle un vuelco y hacer recitales. Pidió la habilitación y por la esquina pasaron grandes bandas de rock, como Los Vándalos o Coki & The Killer Burritos.

 

En el bar se hacían grandes reuniones. Se festejaban cumpleaños o eventos, pero no tenía habilitación para bailar. En 2009, Adalberto solicitó a la Municipalidad el permiso para ser, además, boliche. Se lo dieron, y entonces fue el primer bar en ser local gastronómico y boliche a la vez. Hasta 2022, cuando dio de baja el añadido danzante.

 

Cómo era el bar en 2020. Facebook Conti bar oficial.
Funcionó hasta 2016, después Adalberto se fue con unos amigos a trabajar como repartidos de un emprendimiento: Medialunas Nunzio. Trabajo que dejó el año pasado porque era muy desgastante, según sus propias palabras entre el bar y ese otro trabajo.

 

En medio solicitó otro permiso: vender ropa. En la actualidad es una tienda de ropa además de ser el clásico bar del barrio.

Otra de sus locuras, como Adalberto lo nombra fue tener un patio cervecero en el terreno que tienen por Vélez Sarsfield pegado al bar. Berto beer funcionaba muy bien, pero se cansó de la noche y hoy ese espacio es de uso meramente privado para sus reuniones.

 

Amante de los autos
Adalberto muestra sus autitos de colección. Están a la vista de todos los clientes, en los mostradores, entre botellas y tazas. Entre ellos un Chevy legado por su padre, que lo había comprado “0 km”, bromea Adalberto. Consecuencia de esa pasión, integra Facra, la Federación de Automóviles Contemporáneos Rosario Argentina que suele elegir a Margarita Conti como lugar de sus juntadas.

A los 90 del bar, los 18 del capitán campeón
Una de las anécdotas que recuerda Adalberto es que Lio Messi festejo sus 18 años en el bar. “Su primo y él cumplen los años el mismo día, y vinieron a reservar un domingo a la noche para cerrar el bar y consumir pizzas y cervezas. Yo estaba dele sacar pizzas cuando un amigo me dice «che, está Messi acá». Yo no lo sabía, porque él no había realizado la reserva, pero allí estaba, sentado en una mesa larga junto a Antonella y sus familia”, se emociona. Fue en 2003. “Y mi papá, que era fanático de fútbol, se lo pasó hablando en el patio con el papá de Lio”, acota al recuerdo.

No quedó registro fotográfico del evento. “Es que en ese entonces no se acostumbraba sacarle fotos a todo con un celular, cómo se hace hoy en día”, aclara Adalberto, pero su recuerdo no se lo borra nadie.

Una esquina redonda en Refinería
El deporte de la pelota redonda y el bar siempre estuvieron vinculados en Margarita Conti. Primero su padre, quien le puso La Academia por Racing Club. Adalberto también es muy futbolero. Jugó en el club Defensores Unidos (Iguazú y Humberto Primo) y actualmente es su presidente.

 

La otra mesa de los galanes
“La mayoría de amigos de mi papá cuando él ya no estaba cargo del bar venían y se sentaban en una mesa a tomar el café”, cuenta Adalberto. Era un grupo de 10 o 12 hombres y amigos que destinaban su tiempo en charlas en el bar. ”Se fueron muriendo y eso fue entristeciendo a mi padre y cuando reforme el bar que él vivió el proceso yo creo que se puso contento, él me decía que nunca iba a agarrar el bar y verme al mando, sin que dijera nada, porque en su época no se demostraban tanto los sentimientos, nunca me lo dijo verbalmente pero sé que estaba feliz”.

Reconocimiento histórico con festejo en la calle
El pasado sábado 4 de marzo Refinería vivió una fiesta. Se cortaron las calles, se sumaron a los Carnavales organizados por la Municipalidad y además el Concejo Municipal le otorgó la mención de bar histórico. Cuadro que se puede apreciar apenas ingresa al lugar.

fuente: elciudadanoweb.com
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