Rosario

La avenida Circunvalación ya exhibe muestras de falta de mantenimiento

Las vallas de protección reciben impactos de todo tipo y están dobladas, hundidas y chocadas. A esto hay que sumarle las pintadas de los equipos rosarinos.

 

La avenida Circunvalación, cuya reparación y ensanche están prácticamente terminados por el gobierno central (sólo resta finalizar un puente intercambiador y algún acceso), ya evidencia signos de desgaste y una visible falta de mantenimiento por parte de Vialidad Nacional. Pintadas de los equipos rosarinos de fútbol por doquier, guardarrails rotos, yuyos y plantas creciendo en las banquinas y señalética vieja que nunca fue retirada son parte del paisaje cotidiano que pueden observar los más de 90.0000 automovilistas que circulan cada día por este corredor clave para la ciudad.

Es importante señalar que el mal estado de algunos sectores contrasta con el hecho de que es una obra casi nueva: la virtual finalización de los trabajos fue anunciada por el Ministerio de Transporte a mediados del año pasado, e insumió una inversión estatal millonaria proveniente del bolsillo de todos los contribuyentes para remodelar los 28 kilómetros del anillo y pasar de la categoría ruta nacional a autopista urbana. Para ilustrar el volumen de la obra sobre la conexión vial, que ya lleva 8 años, puede mencionarse que sólo el último tramo representó una erogación de alrededor de 2.500 millones de pesos.

Punto por punto    

Una recorrida por la ruta nacional A008 (nombre técnico de la Circunvalación) muestra una importante cantidad de guardarrails chocados que nadie cambia. Las vallas de protección exhiben impactos de todo tipo, y están dobladas, hundidas, embestidas, rayadas con rastros de pintura de autos que protagonizaron un siniestro o directamente han sido arrancadas por la fuerza del impacto y no fueron reemplazadas. En ciertos puntos, los menos, también se observa que faltan pequeños tramos, como si hubiesen sido retirados pero nunca vueltos a colocar.

Pintadas   

Sin dudas uno de los fenómenos más fácilmente identificables, por su omnipresencia, son las pintadas en honor a Rosario Central y Newell’s a lo largo de gran parte de la traza, con predominancia de uno u otro club según la zona. Casi la totalidad de las construcciones que están sobre la ruta se encuentran vandalizadas: es difícil encontrar un puente peatonal o un cruce elevado que no esté pintado de rojo y negro o azul y amarillo. Postes de luz, torres de energía, las paredes divisorias de los carriles, guardarrails, columnas de todo tipo y hasta los mástiles que sostienen la señalética exhiben las identificaciones de los clubes de la ciudad.

En las cercanías del cruce con Oroño, por ejemplo, una mano está pintada con los colores del equipo de Arroyito y la otra con los del club del Parque Independencia, en un acuerdo tácito de convivencia momentánea. Pero en algunas zonas (Mendoza) se percibe la pintura fresca de un club sobre los colores del rival, en una eterna competencia por «ganar» los territorios, capa tras capa de sintético. En otros, pintadas viejas y descoloridas son vecinas de otras brillantes y con apariencia de nuevas, mostrando que hace mucho tiempo que no se llevan a cabo tareas de mantenimiento. Los lugares más agredidos por estas prácticas son el Acceso Sur y el sector comprendido entre Mendoza y Eva Perón. También la zona de barrio Rucci está invadida por la guerra de las brochas.

Otro signo de falta de mantenimiento que aparece rápidamente ante la vista es la presencia de mucha basura en las banquinas y en la porción de terreno que separa ambas manos de circulación. En varios lugares hay además pastizales que tapan los guardarrails, pero sin dudas el caso más extravagante es lo que sucede con el muro divisorio de carriles en el Acceso Sur, aproximadamente desde 27 de febrero hacia Buenos Aires. Allí, lo que a simple vista parece pasto o malezas creciendo en las juntas entre la pared con el pavimento, se termina revelando como plantas de maíz. El cereal que cae de los camiones encuentra en esas pequeñas grietas en el asfalto, en condiciones increíbles por lo adversas, lugar para crecer y elevarse sin que nadie lo impida.

dencia, en un acuerdo tácito de convivencia momentánea. Pero en algunas zonas (Mendoza) se percibe la pintura fresca de un club sobre los colores del rival, en una eterna competencia por «ganar» los territorios, capa tras capa de sintético. En otros, pintadas viejas y descoloridas son vecinas de otras brillantes y con apariencia de nuevas, mostrando que hace mucho tiempo que no se llevan a cabo tareas de mantenimiento.
Los lugares más agredidos por estas prácticas son el Acceso Sur y el sector comprendido entre Mendoza y Eva Perón. También la zona de barrio Rucci está invadida por la guerra de las brochas.
Basura   
Otro signo de falta de mantenimiento que aparece rápidamente ante la vista es la presencia de mucha basura en las banquinas y en la porción de terreno que separa ambas manos de circulación. En varios lugares hay además pastizales que tapan los guardarrails, pero sin dudas el caso más extravagante es lo que sucede con el muro divisorio de carriles en el Acceso Sur, aproximadamente desde 27 de febrero hacia Buenos Aires. Allí, lo que a simple vista parece pasto o malezas creciendo en las juntas entre la pared con el pavimento, se termina revelando como plantas de maíz.
El cereal que cae de los camiones encuentra en esas pequeñas grietas en el asfalto, en condiciones increíbles por lo adversas, lugar para crecer y elevarse sin que nadie lo impida.

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