Claves. El rumbo y la calidad de la administración provincial será clave para determinar el futuro político. Sorprendentes elogios de Pullaro a Bullrich. La interna de Cambiemos busca un postulante rosarino.
El 2019 en Santa Fe estará llegando para la política más temprano que tarde. El futuro del Frente Progresista depende de una variable: la gestión. Y, en ese marco, la cuestión de la seguridad y la obra pública tendrán una importancia clave.
“De uno a diez, entre lo que fue (Sergio) Berni y lo que es Bullrich, Patricia tiene un diez. Berni venía a la provincia a hacer daño, ella viene a ayudar”, sorprende el ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro, quien está en plena luna de miel política con la funcionaria macrista.
Esa sintonía novedosa entre los dos funcionarios se vio en la última reunión, en la que Bullrich elogió a Pullaro y criticó con dureza a los jueces federales que actúan en la provincia. “Si la Justicia no actúa de otra manera no tenemos chance. Y hablo de la provincial y federal”, sostiene el ministro, quien ofrece datos de delincuentes atrapados que recuperan la libertad en cuestión de días. Cita, incluso, el caso de personajes que han estado en las últimas horas en la tapa de los diarios.
A diferencia de sus antecesores, Pullaro es un político que tiene vocación de candidato. A intendente de Rosario o a gobernador. Pero sabe que ese futuro depende de cómo sean los resultados en seguridad. El Ministerio de Seguridad, en ese sentido, es una silla eléctrica. Basta con ver los índices de criminalidad de los últimos 40 días. El ministro admite que las cosas empeoraron en las últimas semanas, pero llama a recordar que “enero siempre es complicado”. En ese punto vuelve la mirada sobre la prontitud con la que los jueces vuelven a dejar en la calle a los delincuentes.
Entran y salen
La historia de la puerta giratoria es de nunca acabar. Aquí y en todas partes. Desde el gobierno provincial ponen el foco en el abuso de las prisiones domiciliarias y en la rapidez con que son liberados, y desde la Justicia aseguran que actúan de acuerdo a lo que las leyes de la Legislatura o los Códigos establecen. Cada vez que aparece una crisis de seguridad, los legisladores ponen las barbas en remojo y proponen reformas que, luego, son olvidadas. 2018 es un año en que los gobiernos no pueden fallar. Y menos los que vienen con el boleto picado desde las últimas elecciones, tal el caso del Frente Progresista en la provincia y en Rosario. Por primera vez desde hace una década, el socialismo no tiene un candidato voceado e instalado para el próximo turno electoral. Antonio Bonfatti sigue sin anunciar su candidatura a gobernador e, incluso, en algunas entrevistas hace mención a la posibilidad de dejarle el lugar a “dirigentes nuevos”. El socialismo no tiene hoy habilitado un mejor candidato que el presidente de la Cámara de Diputados, pese a las críticas que se le hacen a lo que fue su gestión en materia de seguridad. El interminable culebrón de la reforma constitucional pone en el freezer cualquier aproximación cuasi definitiva a las candidaturas en el oficialismo. Todo el gabinete provincial está trabajando para ablandar posiciones en la oposición legislativa. “Si hay una salida electoral conjunta con algunos sectores, como los senadores y/o intendentes peronistas, la reforma con reelección puede salir. No estamos tan lejos con los números”, sostiene un funcionario de la Casa Gris.
Pero, a veces, parece una muestra de candor del oficialismo. Sin vueltas, un senador peronista del sur provincial le dijo a LaCapital: “Escúcheme, si no le dimos la reforma constitucional a Carlos Reutemann ni al Turco Obeid, quienes eran compañeros peronistas, por qué se la vamos a dar a Lifschitz”.
Esa retórica que parte del peronismo, es devuelta en cercanías del despacho del gobernadorz. “Nosotros llegamos al gobierno desalojando al peronismo, sería un fracaso que ahora lo vayamos a buscar”, revela un informante. Sin embargo, sin el voto peronista no hay reforma que valga, ni siquiera de una escuela rural.
Como tantas veces, apareció en la escena Margarita Stolbizer, posando para las fotos con Lifschitz. Tras el rotundo fracaso de su alianza con Sergio Massa (los dos se quedaron afuera del Parlamento), la jefa del GEN quiere volver a la casita de los viejos y los socialistas retornar la senda con la dirigente progresista. Aunque no le sume demasiados votos, es una alianza natural si quieren recomponer algún espacio intermedio entre el macrismo y el peronismo, hoy inmerso en una crisis.
Además de Stolbizer, el mandatario santafesino completó la saga de reuniones encontrándose con Ricardo Alfonsín y otros dirigentes, que los voceros de Lifschitz mantienen en secreto como si hubieran sido citas con la plana mayor de la política estadounidense y europea.
En Cambiemos hay que empezar a mirar al PRO rosarino. Hay allí una decisión casi tomada de ir en busca de un precandidato local, capaz de enfrentar en primarias a José Corral, quien tiene intenciones de convertirse en el primer gobernador radical de la provincia. Sería toda una novedad provincial para el macrismo ir a una interna crucial, no lo hizo nunca mientras Miguel Del Sel fue candidato. La experiencia rosarina entre Roy López Molina y Anita Martínez sirvió de acicate para el espacio.
En el peronismo, Omar Perotti, por primera vez en su historia, largó antes que nadie la candidatura a gobernador. Primero, admitiendo en LaCapital sus intenciones; segundo, con las declaraciones de Marcelo Barros, líder de Smata Rosario, aupando al rafaelino. El escenario de tres tercios, similar al de 2015, es una buena noticia para Cambiemos.
Curiosamente, nadie habla de Rosario. Sin un triunfo en la ciudad, el Frente Progresista hará sus valijas en 2019. Lo propio podría suceder con las otras fuerzas. Rosario es el gran bastión, el influencer de la política santafesina.