Equipos del ministerio y las fuerzas volarán a Quantico para modificar los currículos. Elogios de la DEA y Seguridad Interior.
Patricia Bullrich quiere legitimar desde Estados Unidos su giro en la doctrina policial. Después de haber entronizado al policía Luis Chocobar, procesado por haberle disparado por la espalda a un delincuente, la ministra de Seguridad se dio un autocelebratorio en Washington. Ahí mantuvo reuniones, recibió elogios y cerró acuerdos de colaboración con el FBI, la DEA, la Oficina de Seguridad Interior (Homeland Security) y el Departamento de Estado. Al margen de los compromisos de letra chica alcanzados, el objetivo de su gira es alinear a la Argentina con la agenda estadounidense de lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.
“Busca darle una impronta distinta a la formación de las fuerzas federales basada en la inteligencia criminal y en la investigación, pilares de la tarea de formación de los agentes del FBI”, afirmaron desde el Ministerio de Seguridad. Ese fue, al menos hasta ayer, uno de los resultados más concretos del viaje de Bullrich.
La acompañaron el secretario de Seguridad Interior, Gerardo Milman (viceministro en la práctica), y el director nacional de Cooperación Regional e Internacional, Gastón Schulmeister. La tropa argentina fue recibida en la academia de entrenamiento de los agentes del FBI ubicada en Quantico, Virginia, a pocos kilómetros de Washington.
Según detallaron desde el ministerio, “equipos de las fuerzas federales junto a autoridades del ministerio” viajarán a Quantico para “transformar los currículos” de las policías y agentes locales.
La promesa refundacional de la ministra coincide con su reciente defensa del policía Chocobar, quien mató por la espalda a un ladrón en La Boca. “Estamos cambiando la doctrina de la culpabilidad hacia el policía, que siempre era el culpable”, había teorizado Bullrich, poco antes de rumbear hacia Estados Unidos. Tras la cita con los funcionarios del FBI, Gerardo Milman se jactó ante Clarín: “Simpatizaban con la postura de la ministra”.
Antes y después de esa reunión, Bullrich estuvo en la Oficina de Seguridad Interior (Homeland Security) y en la DEA, la agencia antidrogas estadounidense. Con el aval macrista, las fuerzas de EE.UU. planean aumentar su influencia en la Argentina. “Propusimos que se instalen en la Triple Frontera”, explicitó Milman.
El macrismo avala la (vieja) versión de la política exterior estadounidense sobre la peligrosidad del grupo pro iraní Hezbollah. Incluso el fiscal Alberto Nisman lo había señalado, con información privilegiada de la CIA, como responsable del atentado a la AMIA.
El balance de la gira del equipo de Seguridad, sin embargo, parece tener un peso más simbólico que operativo. “Argentina vuelve a cooperar con la agenda de los países de los que queremos ser socios, y ya no con Venezuela e Irán”, opina un asesor de Bullrich. “Veremos qué trae realmente”, cuestiona un funcionario que no valora el perfil mediático de la Piba.
Ayer, la ministra partió hacia Miami, para encontrarse con el ministro de Defensa Oscar Aguad. Ambos quieren estrechar su relación con el llamado Comando Sur, brazo militar que mira hacia Latinoamérica.