La madrugada del domingo 19 de octubre volvió a teñirse de tragedia en la costa rosarina. En la barranca de Wheelwright y Dorrego, donde las parejas suelen sentarse a mirar el río, Lucas Martín Cicarelli (30) cayó al vacío mientras intentaba defenderse de un asalto. Murió en el acto. Tres días después, la fiscal Agustina Eiris imputó ayer a Andrés Rodrigo Frontera (38) y a Pablo Ismael Ibañez (33) por homicidio en ocasión de robo en concurso real con robo calificado por el uso de arma de fuego.

El hecho, ocurrido alrededor de las 3 e la mañana, fue reconstruido por la Unidad de Flagrancia y Turnos a partir de múltiples testimonios y cámaras de seguridad. Según la acusación, Frontera e Ibañez abordaron a Cicarelli y a su novia, Martina de 18, que se encontraban sentados del otro lado de la baranda sobre la plataforma de cemento frente al Paraná.

“Nos dijo que nos iba a robar y si no le dábamos lo que quería nos daba un tiro”, relató la joven ante la fiscal. El hombre, identificado luego como Ibañez, “sacudía el revólver sin importancia” mientras exigía las pertenencias. Cicarelli intentó calmarlo: “Lleváte todo lo que quieras, ahí tenés la mochila y el celular”. Pero, según Martina, “vino otro que se tiró encima de Lucas” y ambos lo empujaron por la barranca.

La escena duró segundos. El cuerpo de Lucas fue hallado sin vida en la base del barranco, con un traumatismo craneoencefálico grave, según el informe forense.

Minutos después del hecho, personal de la Brigada Motorizada detuvo a Andrés Frontera oculto entre arbustos a pocos metros del lugar. Llevaba en su mano la mochila beige robada a la víctima. En el interior, los agentes hallaron documentos, objetos personales y la tarjeta de débito de la joven asaltada.

El acta policial consigna que, al ser reducido, Frontera gritó: “Yo no hice nada, yo lo acompañé a Ibañez, él fue, él tenía el fierro, fue Ibañez.”

Frontera, domiciliado en Sánchez de Loria al 1100 bis, contaba con antecedentes penales y registros por robo en la misma jurisdicción, según los informes incorporados por la PDI. No era la primera vez que era identificado en hechos violentos en la zona céntrica y costera.

Ibañez, por su parte, fue detenido al día siguiente en una vivienda de calle Garibaldi al 6000. Intentó identificarse con un nombre falso —“Carlos Emanuel Zapata”— y negó tener documentos. Cuando la policía comprobó su verdadera identidad, se confirmó que también tenía múltiples antecedentes en la comisaría 2ª, y que había sido vinculado con otros episodios de robo en la zona del Parque España.

Durante la requisa, los agentes encontraron medicación psiquiátrica y antiepiléptica en un sobre con su nombre. Un informe posterior del psiquiatra forense Gustavo Cordero concluyó que el imputado padece un “trastorno psicótico parcialmente compensado, en relación al consumo de sustancias psicoactivas, que lo torna insuficiente para comprender la criminalidad de sus actos”.

En su declaración, Martina reveló que había reconocido al atacante armado. “Lo reconocí enseguida, hacía un mes había intentado robar la moto de mi encargada del trabajo. Lucas lo había enfrentado y le pegó. Me parece que vino con odio”, contó la joven.

Esa coincidencia fue clave para identificar a Ibañez, cuya descripción física —“morocho con cicatrices en la cara, bajito y con flequillo cortado recto”— coincidía con la ficha que tenía la PDI de un conocido de la zona, con reiteradas detenciones por robo y resistencia a la autoridad.

Lucas Cicarelli era mozo del Bodegón del Club Alemán, un trabajador querido por sus compañeros. Esa noche había terminado su jornada después de una doble tanda y había cobrado su sueldo y propinas. “Estaba feliz porque había cobrado mucha plata. Usaba lo que ganaba para ayudar a su familia”, relató Martina. “Me arrebataron a Lucas. Mataron a un padre, a un hijo, a un amigo, a un excelente compañero de trabajo”, dijo entre lágrimas ante la fiscalía.

El padre de la víctima, Valther Cicarelli, recibió sus pertenencias personales en la sede de la PDI. Los compañeros del restaurante lo despidieron en redes sociales como “un laburante de los de verdad”.

La fiscal Eiris calificó el hecho como homicidio en ocasión de robo, figura que prevé penas de 10 a 25 años de prisión. En el caso de Frontera, pidió prisión preventiva efectiva. Para Ibañez, el Ministerio Público de la Acusación solicitó que continúe detenido bajo resguardo médico hasta que se determine su capacidad para afrontar el proceso. Ahora será sometido a otra prueba con el fin de corroborar o refutar los resultados de la primera. Mientras tanto estará bajo custodia del Servicio Penitenciario»

Mientras tanto, la investigación continúa con el análisis de las cámaras de seguridad que registraron el recorrido de los imputados antes y después del ataque, y con la reconstrucción de los minutos finales de Cicarelli, un trabajador que encontró la muerte en el mismo lugar donde buscaba un rato de descanso.