Política Nacional

“Los jubilados van a terminar aplaudiendo la reforma previsional”

El flamante vice segundo de Diputados defiende al Gobierno y niega una rebelión radical.

Luis Petri llegó a la Cámara de Diputados en 2013 de la mano de Julio Cobos, pero ya pocos lo recuerdan. Su ferviente defensa pública a Mauricio Macri conmovió a Marcos Peña y le allanó el camino para ser reelecto en octubre.

A los 40 años recién cumplidos, superó sin problemas la siempre complicada interna radical y consiguió ser vicepresidente segundo de la Cámara, o sea, la máxima autoridad de Cambiemos después de Emilio Monzó.

Abogado y con presencia activa en las comisiones, trabaja junto a Patricia Bullrich y Germán Garavano en la agenda jurídica que reactivará el Congreso en marzo.

“Será un año intenso en el parlamento, pero dependemos de los consensos”, aclara y revindica sin dudar la polémica reforma previsional.

-Usted es radical, pero cuándo se negociaron las listas nunca quedó claro si lo había propuesto su partido o el Gobierno ¿Cómo fue realmente?

-Muchos actores fueron gravitantes para que yo integrara una lista y todos de Cambiemos. Desde el gobernador de mi provincia (Alfredo Cornejo), hasta Emilio Monzó, Marcos Peña y Ernesto Sanz, que apostaron fuerte para que yo siga integrando el parlamento.

Claro está que fui un candidato de la UCR pero a la hora de obtener apoyo se tuvo en cuenta mi trabajo en el parlamento y mi defensa al Gobierno.

-¿Cómo le fueron llegando apoyos de cada una de esas figuras?

-Existieron fuertes apoyos tanto de funcionarios nacionales como del Gobierno provincial. Me llena de satisfacción saber que mi trabajo fue reconocido por el Gobierno, porque es lo que hice desde el primer momento: defender cada una de sus medidas, convencido de que estamos desterrando el populismo de Argentina y llevando al país a un pleno ejercicio de la república.

-Marcos Peña dice que él ya es más Cambiemos que PRO ¿Usted es más Cambiemos que UCR?

-En el parlamento somos todos Cambiemos. Estamos funcionando como un verdadero colectivo, más allá de nuestras pertenencias: UCR, PRO o Coalición Cívica.

A la hora de defender al Gobierno, cerramos filas en torno a un denominador común: Cambiemos.

-Sanz y Cornejo, dos coterráneos suyos, dijeron que la gente votó a Cambiemos en octubre más por expectativas que por resultados. ¿Coincide con esa tesis? ¿Acaso no tuvo el Gobierno los resultados esperados hasta ahora?

-Lo divido en dos etapas: en 2016 tuvimos que ordenar las cuentas, sincerar la economía, una transición de un modelo agotado como el kirchnerismo, donde hubo que sincerar los datos.

Estuvimos desde 2008 a 2015 con manipulación estadística de los principales indicadores: inflación, pobreza, desempleo, crecimiento, con lo cual ese 2016 fue un año complejo para la economía y para todos los argentinos, con un Gobierno que tomó decisiones difíciles, pero necesarias.

A partir de los primeros meses de 2017 vivimos una reactivación económica, con descenso de la pobreza, aumento de empleo, comienzan a conjugar indicadores que permanecen y continúan en el tiempo.

Esto es importante: no son indicadores aislados o que no se reiteren y empiezan a generar un círculo virtuoso de crecimiento, desarrollo, empleo y erradicación de la pobreza, que hay que sostener en el tiempo.

Y ese es el desafío. En 2017 muchos argentinos votaron por las expectativas que generaron los resultados del presente. Ese es el mensaje que dieron Alfredo (Cornejo) y Ernesto (Sanz).

-Como presidente de la UCR, Cornejo pide además que el partido debe ser coalición de Gobierno y no sólo en el parlamento ¿Usted siente que sólo participan de la gestión en el Congreso?

-La UCR está comprometida con este Gobierno desde la gestión y desde el parlamento, que a mí me toca de cerca.

El radicalismo aporta a Cambiemos cuadros muy importantes en el parlamento y en el Gobierno y el gran desafío es seguir aportando hombres y mujeres para que fortalezcan a la coalición.

-Estos meses se vieron críticas a medidas del Gobierno de algunos sectores de la UCR, desde su ex compañero Ricardo Alfonsín o históricos como Luis “Changui” Cáceres. ¿A qué la atribuye?

-Sé que existen alguna voces que tiene una visión más crítica, pero la gran mayoría de la UCR está consustanciada con la necesidad de seguir fortaleciendo y consolidando Cambiemos como partido de Gobierno.

Me parece que la inmensa mayoría que integran la UCR y el PRO se dan cuenta que es una gran oportunidad para dejar atrás el populismo y consolidar la república.

Por eso todos apostamos al reconocimiento de la construcción colectiva en la que, claro está, hay disenso y hay que respetarlo.

Es saludable que exista el debate interno, no hay que negarlo. Pero sin lugar a dudas el camino emprendido el 10 de diciembre de 2015 genera una bisagra muy importante en la historia democrática argentina.

-Llegó al Congreso de la mano de Cobos ¿Cómo vivió los años de la concertación junto al kirchnerismo?

-Lo conozco a Julio (Cobos) desde 2003, pero en ese momento el kirchenrismo no asomaba como lo que posteriormente devino. Ese proceso se frustró. Nadie iba a imaginar cómo iba a terminar.

-¿Qué era lo que no imaginaba?

-Los casos de corrupción que se vivieron. Quienes protagonizaron la Concertación retornaron a la UCR porque no se cumplieron las expectativas.

-¿Cómo fue, siendo mendocino, asumir de vicepresidente de la Cámara y recibir el proyecto de reforma tributaria con gravámenes al vino?

-Lo que hay que priorizar es el trabajo en equipo entre el Gobierno de la provincia y el nacional. Claro está que la vinicultura se vía afectada, es un sector sensible. Fue un error.

Pero Marcos Peña había dicho que la reforma tributaria no era un libro cerrado, sino una hoja de ruta para sentarse a negociar respecto de los impuestos de Argentina.

Era una deuda que existía. Y el Gobierno nacional pronto entendió que la industria vitivinícola no debía ser gravada, porque perjudicaba su competitividad.

-¿Qué opina de la disputa con La Pampa por la construcción del embalse portezuelo del viento en Mendoza? Tanto el gobernador Carlos Verna como los  radicales de esa provincia dicen que serán afectados.

-La obra del portezuelo del viento es necesaria. Y recordemos que Mendoza renunció a un juicio por regalías mal liquidadas y la Nación se comprometió a la construcción de esa obra.

No es una obra nueva para los mendocinos, pero desde 2005 en adelante la Nación nunca tuvo la voluntad de concretarla, como tiene ahora. Pero ya estaba comprometida y los mendocinos la consideran estratégica para la energía.

-¿No complica la provisión de agua de La Pampa? Verna lo peleará en la Corte.

-De ninguna manera, porque va a mejorar los recursos hídricos de la zona.

Ecos de la ley jubilatoria y la esperada agenda judicial 

-¿Cómo vivió las violentas sesiones de la reforma previsional?

-Hubo una minoría violenta en las calles que intentó impedir que la ley se aprobara. Y hubo una minoría en el recinto que impidió sesionar normalmente y hay una denuncia penal, porque con el quórum reglamentario entraron increpando, amenazando e impidieron que la sesión se desarrollara. Algo sin precedentes.

El debate se reencauzó a pesar de que lamentablemente esos hechos de violencia se produjeron. No es la manera de protestar y reclamar. Todos vimos imágenes de sectores extremos y radicalizados que se manifestaron con violencia contra la policía. No le hace bien a la democracia.

-¿Los jubilados de Mendoza le manifestaron preocupación?

-Los jubilados van a terminar aplaudiendo esta ley, porque los hace ganar frente a unos de los principales flagelos que tiene argentina, que es la inflación.

Con la fórmula anterior no lo tenían garantizado. Perdieron en 2014 contra la inflación y con esta fórmula no van a perder más.

-¿El proyecto no busca acaso un ahorro fiscal?

-Los jubilados van a terminar ganando, porque van a tener una fórmula de actualización de haber para ganarle a la inflación en cualquier caso.

-¿Se viene una agenda jurídica bien intensa?

-Se viene una agenda legislativa intensa y nutrida. Estará la discusión del Código Penal, cuyo primer objetivo es adaptarse a los tiempos, a los principales delitos que aquejan a la sociedad.

Buscaremos asestar un duro golpe contra las organizaciones criminales, que son una realidad y hace 50 años no operaban con la fuerza, el dinamismo y las herramientas que tienen en los últimos 20. Es necesario adaptar tipos penales a los tiempos que corren.

Por otro lado está la ley de responsabilidad penal juvenil, donde se bajará la edad de imputabilidad de acuerdo a los tipos delito: a 14 para los gravísimos y 15 para los graves.

Pero lo más importante es que daremos respuesta integral a los menores en conflicto con la ley penal, algo que actualmente no ocurre.

-¿La ley puede aumentar la reinserción social de esos chicos?

-Sí, porque ahora hay un sistema tutelar que desatiende al menor que no es imputable. Recién pone la lupa sobre el que cometió un hecho ilícito grave, merecedor de tutela.

Por delitos con penas menores a 3 años esos menores no reciben ningún tratamiento y en la nueva ley lo tendrán. La pena privativa de libertad es la última instancia, pero hay una serie de medidas que se pueden tomar de carácter socioeducativo y evitan que ese menor escale en su actividad criminal y termine cometiendo homicidios

-¿Qué diferencia hay entre que un chico de 14 años esté en encerrado en un instituto de menores a que esté en la cárcel?

-La diferencia es que está sometido a un proceso. El sistema tutelar depende de un juez y cuando tiene mayoría de edad recupera la libertad. En la nueva ley no sería un sistema tutelar: tendría responsabilidad.

-¿Qué otras leyes judiciales están en carpeta?

-La de extinción de dominio y la reforma del Ministerio Público (ambas en el Senado), son leyes estructurales.

Y el régimen de prisión preventiva, que es necesario revisar y para eso propusimos dos normas. Una sancionada, sobre la ejecución de la pena, un proyecto de mi autoría trabajado con Germán Garavano y Patricia Bullrich. Quedaron prohibidas las salidas transitorias a condenados por delitos violentos, como robo de armas, homicidios, violaciones.

Por otro lado, tenemos casos de personas que son muy reincidentes, comenten muchos hechos delictivos que en muchos casos no tienen condenas previas y que rápidamente se les otorga la libertad en proceso, cuando deberían estar privados porque existen riesgos de fuga o entorpecimiento de la causa.

-¿Esa opción de prisión preventiva no es la que existe actualmente?

-Claro, pero buscamos precisar y establecer pautas objetivas para que los jueces definan estos riesgos procesales de peligro de fuga y entorpecimiento, en donde muchas veces la ausencia de estas pautas objetivas hace que reine la discrecionalidad y arbitrariedad a la hora del dictado o no de la prisión preventiva.

-¿Algún caso de prisión preventiva de los ex funcionarios del anterior del Gobierno le pareció exagerado?

-Hay que ver cada causa en particular, no se puede hablar en general.

-Todos insistieron en que como ex funcionarios no pueden alterar una causa judicial.

-Lo importante es que existan riesgos procesales y que en los casos de corrupción se llegue a condena. Que no se utilice la prisión preventiva como anticipo de pena, sino que se llegue a penas efectivas con quienes cometieron hechos de corrupción.

Y el dictado de la prisión preventiva responda al peligro de fuga o entorpecimiento o al peligro para la víctima, que el Gobierno quiere revalidar en cada medida sobre seguridad.

La víctima ha sido una de las grandes perjudicadas y desprotegidas y hay que garantizar sus derechos, con iguales o mejores condiciones que los imputados.

Si hubo un ex funcionario que intentó entorpecer o pudo hacer peligrar la investigación por el rol que cumplió hay que dictar prisión preventiva. Pero lo fundamental es dictar condenas.

-¿Por qué hay tanta demora en dictar condenas?

-Y eso es lo preocupante, porque lo significativo no es el dictado de prisión preventiva, que busca resguardar la investigación. Lo gravitante es la condena y la confirmación de esa condena para que eventualmente tengan cumplimiento efectivo.

-¿Se viene un Congreso paralizado y un Gobierno que emite decretos a cada rato?

-Yo no creo que el Congreso esté paralizado. La actividad dependerá de la posibilidad de acuerdos y de consensos.

No hay una mayoría nítida, contundente, nosotros seguimos apelando al diálogo desde el primer día.

Primero por necesidad y también por convicción, porque a veces hemos alcanzado la mayoría y buscamos más consensos.

Este año habrá una actividad legislativa intensa, con una hoja de ruta que pone el Gobierno, pero se define por consensos.

-¿Dónde buscarán los consensos en Diputados? En la reforma previsional pareció que no lo tenían tan claro. 

-Con el Bloque Justicialista o con el Frente Renovador. Ellos han tenido posiciones racionales, algunos con críticas, pero racionales. Y por lo tanto se puede construir acuerdos ley por ley, para que sean aprobadas.

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