En Temuco, corazón de La Araucanía chilena, Francisco realizó una misa y luego un almuerzo con integrantes de los pueblos originarios. Recordó y elogió “la sabiduría ancestral del pueblo mapuche” y los convocó a ser “artesanos de la unidad”.
El papa Francisco dijo que “es imprescindible reconocer que una cultura del reconocimiento mutuo no puede construirse en base a la violencia y destrucciónque termina cobrándose vidas humanas”, condenando el uso de la violencia.
“No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque esto lo único que despierta es mayor violencia y división”, sostuvo tras ataques con artefactos incendiarios donde se encontraron panfletos alusivos a la demanda Mapuche que exige la restitución de tierras.
El pontífice inició su homilía saludando en Mapuche: “Mari, Mari” (buenos días) y “Küme tünngün ta niemün” (la paz esté con ustedes).
“Esta tierra si la miramos con ojos de turista nos dejará extasiados, pero si nos acercamos a su suelo lo escucharemos cantar, y cantar con tristeza: Arauco tiene una pena/ que no la puedo callar/son injusticias de siglos/que todos ven aplicar”, sostuvo al citar Francisco un párrafo de la canción del folclore chileno que hizo popular Violeta Parra.
Lo hizo al presidir la misa por el progreso de los pueblos en el aeródromo Maquehue, en Temuco. Representantes mapuches con sus vestimentas, instrumentos y hierbas propios de su cultura efectuaron una rogativa.
Además concluyó con una expresión de deseo con frases en la misma lengua: “Buen vivir (küme mongen) como nos los recuerda la sabiduría ancestral del pueblo Mapuche. ¡Cuánto camino a recorrer, cuánto camino para aprender! Küme mongen, un anhelo hondo que brota no sólo de nuestros corazones, sino que resuena como un grito, como un canto en toda la creación”.
Francisco se refirió también al aeródromo de Maquehue, al afirmar que allí se perpetraron “graves violaciones a los derechos humanos” durante la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990).
“Esta celebración la ofrecemos por todos los que sufrieron y murieron, y por los que cada día llevan sobre sus espaldas el peso de tantas injusticias”, sostuvo, y por quienes pidió un minuto de silencio.
Tras celebrar la misa dedicada al “progreso de los pueblos” en Temuco ante unas 150.000 personas, donde estuvo presente Juan Namuncurá, descendiente del beato argentino Ceferino Namuncurá, el Pontífice ofreció el almuerzo en la Casa “Madre de la Santa Cruz”, a unos 10 kilómetros del predio en el que dio la misa.
Los invitados a comer con el pontífice fueron ocho mapuches de distintas comunidades, una mujer víctima de la violencia rural, un colono de familia suiza-alemana y un inmigrante reciente, Garbens Saint Fort, llegado desde Haití.
Los miembros del pueblo Mapuche fueron Sebastián Cayuleo (Comunidad de Boyeco); Rubén Nahuelpán (Buzo mariscador, Comunidad de Nehuentúe); Teresa Hueche (Comunidad de Maquehue); Jaqueline Huircán (Comunidad de Nueva Imperial) y Juan Pailahueque (Pequeño agricultor en tierras dadas por el Estado, como reparación).
Además, Silvia Llanquileo (Figura religiosa y de salud ancestral de su comunidad De Enoco); Rigoberto Queupul (2° Lonko, figura ancentral en su Comunidad de Conoco; cultivador de hortalizas y frutales) y Patricia Panchillo (tejedora a telar y artesana de la Comunidad de Cuyimko).