Rosario

El río crece, pero todavía no llega a los niveles de alerta en Rosario

Las lluvias en el norte del país incrementaron el caudal del Paraná y, si bien el panorama está controlado en la ciudad, ya hay menos playa

 

Las fuertes lluvias que se repiten desde que empezó el verano en el norte del país y en algunos sectores del sur de Brasil y de Paraguay embravecieron las aguas del Paraná, cuyo nivel se ha elevado de forma considerable aguas arriba con una crecida que ya se nota a la altura de Rosario, donde en los últimos días el río comenzó a «comerse» algunos metros de playa de manera visible.

Por el momento los niveles no son alarmantes y siguen bastante lejos de las cotas de alerta y evacuación: según las últimas mediciones de Prefectura, el Paraná a la altura de Rosario estaba ayer en 3,7 metros, igual altura que el día anterior. Una cifra que permanece todavía lejos de los niveles de alerta (5 metros) y más todavía de los de evacuación (5,3).

De todas maneras, desde diferentes organismos estatales tomaron nota del fenómeno y comenzaron a trabajar para monitorear la altura de las aguas, al tiempo que descartaron que al menos por el momento sea necesario activar ningún plan de contingencia ni de prevención.

El director de Defensa Civil de Rosario, Raúl Rainone, señaló que «viene todo muy lento» y que el pronóstico estima una altura de 3,90 dentro de una semana, medidas que no generan niveles de alarma: «Hoy (por ayer) está en 3,78 metros y viene subiendo lento, y si bien la lluvia del norte va a hacer que el río suba todavía mas no tenemos perspectivas alarmantes para la zona de Rosario» explicó el funcionario.

Ruta a Victoria

La crecida del río también encendió las alarmas de los grupos ambientalistas que trabajan en defensa del ambiente en las dos orillas del río. Es que cuando el agua empieza a tapar todo los animales silvestres que viven en zona de islas suelen buscar refugio en los terraplenes de la ruta a Victoria, donde se multiplican los atropellamientos al tiempo que crece el riesgo vial.

Pero además, desde la agrupación Guardianes de Victoria volvieron a pedir a las autoridades que tienen injerencia en esa conexión vial que tomen nota de la enorme cantidad de gente que los fines de semana sobre todo paran en los bordes del pavimento para pescar, cazar o acampar, todas actividades expresamente prohibidas en la zona, que tiene estatus de área natural protegida.

Martín Cudini, de ese grupo ambientalista, denunció que a simple vista puede verse la cantidad de basura que queda al margen de camino o sobre los arroyos y lagunas, uno de los daños más visibles de esas actividades recreativas no permitidas por ley.

«Precisamos que se preste mayor atención porque el fin de semana la ruta es un descontrol, queda llena de basura que dejan los que van a pescar o a cazar» resaltó Cudini, quien insistió en el hecho de que —como señalan los carteles al ingreso del corredor vial— la pesca está prohibida en toda la traza.

Vacas, afuera

Como ocurre cada vez que suben las aguas del Paraná, los productores que tienen ganado en la zona de islas comenzaron a evacuar a los animales o a buscar refugio en las zonas más elevadas.

Los que ya encararon esa tarea fueron los productores del norte santafesino, donde el nivel de las aguas ya comenzó a generar problemas. Los movimientos de ganado se dieron en los departamentos General Obligado y San Javier, en la zona de las localidades de Reconquista, Florencia, Romang y Alejandra.

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