Mientras el Gobierno habla de 3,5% de crecimiento del PBI para 2018, el FMI estima 2,5% y 2,8% para 2019.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) dio a conocer este jueves sus previsiones de económicas para este año y el año próximo para toda América Latina y el Caribe. Para Argentina, el FMI estima que en 2018 la economía se expandirá 2,5% y que en 2019 lo hará 2,8%.
De esta forma, para el organismo multilateral de crédito que preside Christine Lagarde, Macri no alcanzará en la segunda mitad de su mandato el crecimiento del 3,5% que promete el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.
No es la primera vez que el organismo multilateral sostiene proyecciones por debajo de las oficiales: para 2017 el FMI subió su estimación al 2,8% -sustancialmente más que lo pronosticado tres meses atrás-, cuando el Indec informó un crecimiento interanual del 2,9% a noviembre en su Estimador Mensual de Actividad Económica.
El informe que lleva la firma del Director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario, Alejandro Werner, destaca que la actividad en la región se recuperará en línea con la mejora del precio internacional de las materias primas y de la mano de la reactivación de Brasil.
“En Brasil, tras la grave recesión de 2015 y 2016, la recuperación económica se está afianzando gracias al consumo privado y a la inversión. En 2017, la inflación disminuyó a 3 por ciento, empujada por una fuerte caída de los precios de los alimentos gracias a una cosecha excepcional. Hemos revisado al alza significativamente el pronóstico de crecimiento de Brasil en 2018, en relación con el informe WEO de octubre de 2017. Sin embargo, el incierto desenlace de las elecciones generales de 2018 podría obstaculizar el crecimiento económico. Para asegurar la sostenibilidad fiscal, las autoridades tienen prevista una prolongada consolidación fiscal, que incluye una ambiciosa reforma de la seguridad social”, destaca el reporte.
Esto implica para la Argentina un empujón adicional en un año en el que el Gobierno tiene por objetivo reducir el déficit fiscal primario y ya no tendrá tanto impulso la mejora del poder adquisitivo de la segunda mitad de 2017. “Se prevé que el crecimiento disminuya ligeramente a 2½ por ciento en 2018, debido a la contención fiscal y monetaria. La inflación seguiría retrocediendo, suponiendo que haya una moderación salarial. La reducción del déficit fiscal primario debería contribuir a contener las presiones de apreciación del peso y el deterioro de la cuenta corriente”, destacó el informe.
Los precios de los commodities agrícolas, de acuerdo a las proyecciones del FMI, no se recuperarán a los niveles de 2011, más bien seguirán en línea con los valores observados en 2017 y ligeramente por debajo. Por el contrario, los metales tendrán una acentuada recuperación promediando el nivel de 2014. En tanto que la energía, recuperará un parte de la caída de 2016, pero estará lejos de los niveles de 2011-2014.
En consecuencia, Werner prevé que en 2018 la región crecerá en promedio 2,5% y que en 2019 mejorará 2,8%, esto es, excluyendo a Venezuela del promedio. Es que la República Bolivariana enfrenta una fuerte crisis que, de acuerdo a las estimaciones del FMI, significarán una caída de su PBI del 15% este año y una recesión adicional del 6% el año próximo.
El Caribe lidera el crecimiento regional con un alza del 3,9% en 2018 y 4,2% en 2019. Le sigue de cerca América Central, que se espera que crezca 3,9% este año y 4,1% el próximo. Mientas tanto el Cono Sur tendrá una performance más modesta: excluyendo a Venezuela, el FMI pronostica un crecimiento del 2,4% y del 2,6% en 2018 y 2019 respectivamente.
Perú liderará el crecimiento en América del Sur con una mejora en su nivel de actividad del 4% anual dos años seguidos, Colombia y Chile lo seguirán con 3% este año y 3,6% y 3,2% el año entrante respectivamente.
“La recuperación es generalizada en toda la región. Aunque México, América Central y partes del Caribe se están beneficiando de un crecimiento más vigoroso en Estados Unidos, el crecimiento en América del Sur se debe principalmente al fin de las recesiones de Brasil, Argentina y Ecuador, así como al aumento de los precios de las materias primas”, explicó el reporte.
El caso de México es muy particular. Si bien se prevé que se beneficiará del aumento del crecimiento en Estados Unidos, pesa sobre sus espaladas la incertidumbre que rodea el desenlace de las negociaciones sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y las elecciones presidenciales de julio obstaculizará el crecimiento a corto plazo.
En consecuencia, “la expansión del producto se aceleraría del 2 por ciento estimado en 2017 a 2,3 por ciento en 2018. Se proyecta que la inflación disminuya drásticamente en 2018 a medida que se desvanezca el efecto del aumento de los precios internos administrados del combustible ocurrido el año pasado. Para preservar la estabilidad macroeconómica y financiera es crítico continuar con una política fiscal prudente que apunte a recortar el coeficiente de endeudamiento público”, señaló Werner en el informe.